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Doble lenguaje

He seguido con tristeza los acontecimientos de los últimos días en Valencia. Me llama la atención el tratamiento de la mayoría de los medios de comunicación y de los políticos que, utilizando un doble lenguaje puritano, condenan la brutalidad policial matizando que "tampoco es excusable la violencia de parte de los manifestantes" marcando así las fronteras de lo legal o ilegal de lo violento o lo pacífico. Lo ilegal es omitir los derechos reconocidos en la Constitución. Lo violento es echar a gente honrada a la calle como perros para que los causantes de la crisis, los bancos, sigan haciendo negocio con la miseria de los demás. ¡Basta ya de tanta hipocresía!

Los jóvenes que se manifiestan hoy en Valencia y mañana en cualquier parte del territorio lo hacen fruto de la desesperación, camino que lleva directamente a la ira y a la rebelión. Frente a la carencia de medios básicos para afrontar su formación, se les ofrece un panorama desolador de privación de los derechos reconocidos en la Constitución, como son el derecho a todo ciudadano al libre acceso a la vivienda, la educación y a la sanidad.

¿De qué se extrañan entonces algunos medios y los políticos de que estos jóvenes expresen con ira su hartazgo y repulsa hacia el engaño de los gobernantes? ¿Qué esperan los que con obscenidad y frente a la ruina del sistema educativo le dan mayor importancia a un gran premio de Fórmula Uno que al legítimo derecho a recibir una educación de calidad? ¿Pretenden acaso que nuestra juventud calle o desfile con globos en la mano recibiendo porrazos?

Indecente y vergonzosa es más bien la actitud de los políticos que ante su fracaso o ineptitud no son capaces de rectificar o dimitir.