No estás solo en este desierto cultural foral ejerciendo de oasis. Somos muchos los que sentimos vergüenza de esta cuadrilla de calamidades que malgobiernan nuestra bendita tierra.

Hablas en tu escrito del día 17 de marzo del consejero de malaeducación e inculto por naturaleza, José Iribas, y de su amiguete Sánchez de Muniain. Para empezar, ambos comen y bien de lo que tú y miles de navarros les pagamos. Lo menos que se les puede exigir es vergüenza y respeto a nuestra preciosa lengua, el euskera, una joya a nivel cultural continental, admirada por la totalidad de los países europeos. Ya les vale vivir a estos individuos tantos años a cuenta del terrorismo que todos hemos padecido y sin sacar provecho de ello.

Como muy bien dices, no es el euskera un muro sino un puente entre unos ciudadanos y otros, mal que les pese. Cada vez que esta aldeanada sale de su entorno y se va de pinchos a Madrid o a China, hay que echarse a temblar. Nos avergüenzan en todos los ámbitos, no solo en los culturales. Solo les falta celebrar la conquista de Navarra por las tropas españolas con castañuelas y peinetas. Esto sí es una provocación como poco.

Los ciudadanos que estamos hartos de peleas, líos, malestar, que solo pensamos vivir en paz, que odiamos todo lo que suene a violencia, que nuestras únicas armas son el diálogo y la paciencia, nos vemos desbordados por estos picapiedras de bien vivir. En los foros del Gobierno central todavía se estarán riendo de las gracias de estos barcinianos. Vergonzoso. No hay espacio suficiente para enumerar los despropósitos que llevamos padeciendo. Para terminar, señor Roda, tu escrito es para enmarcar y para que se enseñe en las escuelas y en todos los centros y locales públicos para vergüenza de esta caterva de aprovechados que no tienen estilo ni clase.