Mariano Rajoy
Culpa mía por no haber vigilado a la gente que habíamos puesto a hacer funcionar la empresa, la que nos ha llevado a una situación ruinosa. Los que tenían tarjetas de crédito de la firma, como los comerciales, etcétera, las utilizaban para sus compras personales e incluso para ir de marcha, el jefe de producción tenía chanchullos con los operarios para trajinarse las horas extras, los coches de empresa los utilizaban hasta los familiares, un caos total que nos hizo tomar decisiones drásticas. Nos recomendaron un gerente que, por lo visto, era un figura en esto de sanear empresas y que nada más presentarlo a los de nuestra central en Alemania comenzó a trabajar. Después de dejarle hacer su trabajo, nos reunimos a los seis meses para ver cómo iba todo. Había rebajado los gastos en un 53%. Suprimió todas las comidas de empresa, controló las horas de entrada, salida y de producción, retiró todas las tarjetas de crédito, los coches y, sobre todo, mandó a la calle sin temblarle el pulso a todo aquel que consideró no imprescindible.
Animado por aquel derroche de eficacia, le pregunté también por los resultados económicos del semestre y resultó que habíamos perdido un 80% más que el semestre anterior, ya que, según él, al no poner el stand en la feria del sector, solo con un comercial, haber suprimido todo el programa de marketing y publicidad, y con tan poco personal, era muy difícil obtener resultados positivos, pero que el consejo de administración en Alemania le había dicho que su tarea era solo la de reducir gastos. Así es que ahora estamos peor que antes. Gracias a los imperativos hemos perdido la cuota de mercado que teníamos y no tenemos capacidad de recuperarlo porque no hay departamento comercial y encima, si por casualidad nos entrara un buen pedido, no podríamos hacerlo por no tener suficiente personal. Y el caso es que tiene 4 años de contrato. ¡Ah! Y que coincidencia, se llama Mariano Rajoy, como el presidente del Gobierno.