Audenasa, Sanz, tarjeta y subvención
El 4 de abril, Miguel Sanz, expresidente del Gobierno de Navarra y actual presidente de Audenasa, comparecía en el Parlamento para hablar, entre otras cuestiones, sobre la decisión de dicha empresa de cobrar una cuota anual por la tarjeta de la autopista AP-15, cobro al que se opuso cuando era presidente del Gobierno.
Como presidente de Audenasa, es lógico que busque el mayor beneficio de la compañía. Además, no existe nada noticiable en que un político cambie de criterio en función de su situación, lo hacen casi todos. Lo extraño sería que un político mantuviera posturas coherentes con independencia de si gobierna, está en la oposición u otros hechos. Significaría que tiene ideas y criterios, en lugar de intereses.
Mi malestar con respecto a esta noticia se debe no al cobro o no cobro por la tarjeta, sino al hecho que Audenasa lleva años recibiendo una partida importante de los Presupuestos Generales de Navarra (15.632.413 euros en 2009, 15.429.138 en 2010, 15.900.000 previstos en 2011 y 17.178.452 previstos en 2012) en concepto de política comercial, con el fin de reducir el peaje de los usuarios de la AP-15. Estas subvenciones representan aproximadamente un tercio de sus ingresos. Y Audenasa es una empresa con ganancias, en torno a 22 millones de euros en 2007, 2008 y 2009 (no he podido encontrar datos más cercanos), que suponen ¡más de la mitad de su cifra de negocios, de unos 43 millones en 2007, 2008 y 2009!
Es decir, descontando la subvención, Audenasa ha ganado unos 7 millones de euros cada año. Y como Audenasa es una empresa participada al 50% por el Gobierno de Navarra y al 50% por capital privado, la mitad de esta subvención va a manos privadas.
Resulta habitual y lógico subvencionar empresas que prestan servicios públicos deficitarios, como ocurre con el transporte público pero, ¿lo es subvencionar empresas que tienen beneficios, beneficios millonarios en el caso de Audenasa?