Raymond Bernard explica muy bien que a lo largo de la historia se emiten enseñanzas que provienen de los maestros de esa época en las que aparecen y se le atribuyen a un personaje inexistente o simbólico, legendario. Por ejemplo, Cristian Rosencreuz. Si aplicamos este hecho como algo usual entre aquellos que deciden pasar desapercibidos, siendo lo que son, deduciremos fácilmente que Hermes Trismegisto pertenece a otro de estos seres legendarios. ¿Quiere esto decir que por no corresponder los escritos a una persona concreta reconocida dejarían de tener un valor real? En absoluto. Que el autor o autores sean reconocidos o desconocidos no quita para que la obra que se expone tenga el valor que en sí contiene, según la capacidad de asimilación de aquellas personas que quieran estudiarlos. Hermes Trismegisto, ubicado en Egipto, y asociado a la época de Abraham, dice cosas como estas. "¿Puedes ver tu pensamiento y cogerlo con tus propias manos y contemplar la imagen de Dios?". "El único medio que el hombre posee de darte gracias es conocer tu majestad". "¿Por qué llorar, Asclepio? Egipto mismo se dejará arrastrar aún a mucho más que eso, y a mucho peor. Será mancillado por crímenes mucho más graves. Él, en otro tiempo santo, que amaba tanto los dioses, único país de la tierra donde los dioses moraban como premio a su devoción, que enseñó a los hombres la santidad y la piedad, dará ejemplo de la crueldad más atroz. A esas alturas los hombres, fatigados de vivir, ya no contemplarán el mundo como objeto digno de admiración y reverencia. El todo, que es algo bueno, lo mejor que se pueda ver en el pasado, el presente y el porvenir, estará en peligro de perecer, los hombres lo considerarán una carga, y entonces se menospreciará y no se amará más el conjunto del universo, obra incomparable de Dios, construcción gloriosa, creación absolutamente buena. Pues las tinieblas serán preferidas a la luz, se juzgará más útil morir que vivir". Esto está en el libro Hermes Trismegisto, Obras completas, volumen II. (Muñoz Moya y Montraveta, editores). Es un lenguaje pronunciado mucho antes que el Apocalípsis de Juan, y sin embargo parece que ambos hablan para este mismo presente.
Luis Beguiristain Madoz