Queridos sacerdotes, diáconos, miembros de la vida consagrada y fieles todos de la Diócesis:
Ante las circunstancias tan duras y difíciles que la sociedad está sufriendo y en reparación por los acontecimientos tan dolorosos producidos por la violencia y la guerra, en muchos países y de modo especial en Siria, invito a todos los diocesanos que el día 7 (próximo sábado) vivamos unidos al Papa Francisco que ha exhortado a que recemos y hagamos ayuno durante este día para pedir por la paz.
"Que se escuche con fuerza en toda la tierra el grito de la paz -nos recuerda el papa Francisco-. La fe es una fuerza poderosa capaz de hacer que el mundo sea más justo y más bello. Que seamos una presencia de la misericordia de Dios y testifiquemos al mundo que las tribulaciones, las pruebas, las dificultades, la violencia y el mal no podrán derrotar nunca a aquel que derrotó la muerte: Jesucristo".
Por ello ruego a todos los diocesanos que recemos, al Señor de la paz, por la concordia, por el diálogo y por la gozosa fraternidad. ¡Que se eleve fuerte en toda la tierra el grito de la paz! Cuando la familia se reúna en torno a la mesa, cuando las comunidades recen con los salmos, cuando las parroquias celebren la eucaristía o dediquen un largo tiempo a la adoración, cuando cualquier grupo se reúna para confraternizar? Recemos y ofrezcamos sacrificios y ayunos para que nuestros corazones se unan en el amor de Dios: fuente de la paz.
Que la Virgen, nuestra Señora de la Paz, nos lleve de su mano y nos conduzca a reconocer que en todo ser humano hay un hijo de Dios y por tanto nos ayude a vivir como hermanos.
Con mi bendición.