Si algo tengo claro ahora mismo es que a la justicia, en este país, no se le puede llamar justicia. Debe de ser cierto, aunque aún no me lo creo, que los autores de los tartazos a Yolanda Barcina hayan sido condenados a 2 años de prisión y a pagar una multa de 900 euros, mientras muchos de nuestros políticos blanquean dinero sin ningún pudor y, para cuando se les juzgue, posiblemente ya estén jubilados y, por un motivo u otro, no entren en prisión.
Es increíble que estas personas que no ponen solución a los problemas de la sociedad, que solo calientan la silla en el Congreso, y que además muchos de ellos están metidos en chanchullos con el dinero (no pongo ejemplos porque hay muchos), raramente sean investigados, y si se les pone algún castigo suele ser algo mínimo y ridículo. ¿A esto le llamamos justicia?
La justicia debería ahorrar fuerzas en este tipo de chiquilladas e investigar a nuestros políticos. Para concluir, me gustaría enviar un mensaje a la clase política: dejen de meter mano en el dinero, arreglen los problemas sociales y económicos, hagan política y cambien esta justicia que, por ahora, está podrida.