Aquí estamos, la hoja en blanco y yo... No puedo evitar pensar en la similitud de la hoja en blanco con mi futuro. Puedo escribirla con lo que quiera, puedo vivir como decida, ¿o no? Mi mano puede guiar el boli y escribir lo que le dicte, pero mi futuro, ¿solo depende de lo que yo haga?

Porque, aunque llegue a ser una persona formada, culta, con idiomas conseguidos a base de estudios en el extranjero costeados por mis padres con tanto esfuerzo, ¿se verán cubiertas mis expectativas o acabaré frustrada por no poder desarrollar todo lo aprendido durante años de formación? No quiero llegar a ser una persona incapaz de conseguir un buen trabajo por no haber recibido los estudios necesarios, pero tal vez habiéndolos recibido tampoco llegue a conseguirlo.

Dirigentes de este país: hagan su trabajo bien y así los jóvenes tendremos que preocuparnos por nuestra formación y no por nuestro futuro.