No sé si estarás escuchando. Tengo algunas cosas que decirte. Lo primero, gracias. Has sido hija, hermana, tía, esposa, madre, abuela y bisabuela. ¿Cómo has podido llegar a todo? Tu devoción por la Virgen de Ujué nos la has trasladado a todos y ayer en tu despedida la canción sobre la patrona de la Ribera retumbó la iglesia que nos enseñasteis el abuelo y tú. Recuerdo cuando los muetes nos sentábamos en la cocina a comer patatas con sebo y croquetas. El abuelo presidía y disfrutaba. Cuántas veces nos dijiste: “que no juguéis en la calleja”. Lo seguimos haciendo con tus biznietos, los cuales se han llevado tus besos, abrazos y te han hecho reír con sus ocurrencias. Ayer ellos te pusieron flores a ti y al abuelo. Has sido una mujer luchadora y entregada a los tuyos. Hemos aprendido muchas palabras y las pondremos en el diccionario de la RAE.
Cuando veas al abuelo te dirá: “¿Qué hay, Victoria?” Tú le contarás las cosas que han pasado desde 1998 y juntos os reiréis con un café, un bizcocho y unas rosquillas. Termino porque creo que no te vas. Estarás en cada rincón de tu casa y de tu pueblo. Gracias.