Cuestión de encontrarse. Cuestión de elevarse en las alturas dejando las cenizas en el sótano. Cuestión de acelerar la confianza del aficionado y del jugador. Cuestión de ser, de sentir, de gritar y de levantarse del asiento. No somos cualquiera y todavía estamos todos a tiempo. Sí, debe ser Diego el primero en motivar la leña para que la llama hable. Sí, hay multitud de piezas desabrochadas que provocan tropiezos previsibles. Sí, los jugadores ya no saben qué hacer con el balón. Sí, la conexión con la grada es efímera. Multitud de problemas con abundantes síes, pero ¿y si, sí?

¿Se acuerdan ustedes todo lo que nos gustaban los síes hace dos temporadas? Y si, sí. Pues claro que sí. No somos cualquiera, somos Osasuna y aunque las circunstancias son las que son hemos sido capaces de vibrar creyendo. Pongamos todos de nuestra parte, llevemos nuestra bufanda y cantemos al unísono demostrando dónde queremos estar.

De los pozos no sale solo el que está abajo, sino que necesita de alguien que le tire la cuerda para trepar. La afición de Osasuna debe ser esa herramienta capaz de avivar al abatido. Lo dicho, no somos cualquiera, somos un equipo que, ahora más que nunca debe ser valiente y luchador.