Ante la actualidad del asunto del brexit, resuenan las críticas contra el político conservador David Cameron, artífice del famoso referéndum de junio de 2016. Le han calificado de todo: tonto, insensato o el peor primer ministro de la historia de Gran Bretaña. Ver para creer. Veamos. David Cameron es un ciudadano de un país que en su día despreció o no quiso saber nada del Mercado Común Europeo, surgido en marzo de 1957. Incluso fomentaron la creación de un organismo paralelo -la EFTA-, con diversos países del norte de Europa. Fracasó. Ante esta evidencia y los buenos datos económicos de los países de la CEE, cambiaron de idea y, tras las pertinentes negociaciones, Gran Bretaña e Irlanda ingresaron en el club europeo en 1973.

Gran Bretaña siempre ha sido un socio especial, incómodo. Baste citar el malestar generado en dicho país por el asunto de la Política Agraria Común (PAC), cuando el gabinete conservador de M. Thatcher mostró su disconformidad con que su país contribuyese a dicha política agraria, pues solamente un porcentaje exiguo de su población activa se dedicaba al sector primario. Y otros asuntos que no hicieron más que incrementar el número de los llamados euroescépticos. En la campaña electoral de 2015, Cameron prometió convocar un referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea si salía elegido, posiblemente con la idea de contener a ese sector. Ganó por mayoría absoluta.

Emprendió negociaciones con la idea de convocar y afrontar ese referéndum en las mejores condiciones para que Gran Bretaña continuase dentro de la UN, como era su propósito. En contra de lo que decían las encuestas, el pueblo británico dijo sí a la salida al conseguir por casi un 52%, un resultado muy ajustado. Cameron presentó su dimisión días más tarde. Tuvo un comportamiento exquisito al cumplir lo que prometió y, al perder, presentar su dimisión. Ahora que se habla de la posibilidad de un segundo referéndum, ¿sería algo insensato? ¿O solamente lo es cuando los resultados convienen o no a unos o a otros? Nada hay más democrático que lo que hizo Cameron. En unas elecciones se vota y se elige. En un referéndum se vota y se decide.