Vergonzoso. Siempre igual. Ni siquiera llama la atención. Lo que en la vida común sería considerado un chantaje, sancionable penalmente o despreciable moralmente, en los partidos políticos es lo normal; y en los medios de comunicación se trata como cosa corriente.

Los Presupuestos Generales del Estado (o los de cualquier comunidad autónoma) son simplemente un arma de chantaje o de uso políticos.

El instrumento económico fundamental para los ciudadanos no lo analiza, ni aún lo lee, ni siquiera lo ojea, nadie más que el partido político que los hace.

Los demás ya deciden votar a favor o en contra, sin siquiera verlos. Solo les guía su conveniencia política.

Un escandaloso e impúdico ejercicio de desprecio a los ciudadanos.