Sánchez no es presidente por los votos, pero se permite dar un ultimátum para que renuncie al cargo al de la nación soberana Venezuela, que ha ganado 16 elecciones, todas supervisadas por la ONU. Trump apoya sin reservas el golpe de Estado contra Maduro, al que acusa de dictador. Así acabaron con Allende. Él mismo logró la presidencia de USA manipulando los resultados. La UE interfiere ilegítimamente en los asuntos internos de un país democrático al reconocer como presidente al golpista Guaidó. Este holding de intereses económicos lo componen estados subsidiados por el BCE, el FMI y la gran banca internacional a la que sus gobiernos han tenido que rescatar con fondos públicos. Ha socarrado a Grecia y han hecho volver a la cuna de la democracia a la Edad Media. Italia está en trance de explosión fascista y no reconoce al presidente golpista al que avala la UE. El neoliberalismo de EEUU, UE y otros países satélites, que apoyan el derribo del gobierno legítimo del país que fundó el vasco Bolívar, tienen como único objetivo apoderarse de sus reservas de petróleo, las mayores del planeta, pues Chávez las nacionalizó en beneficio del pueblo. Si la voluntad de ese grupo de presión fuera estimular la democracia, antes deberían haber denunciado a dictadores de Marruecos, Arabia Saudí... España debería haber derrocado al presidente de Guinea Ecuatorial, el golpista Obian. Trump una vez más juega con fuego, pues se enfrenta a China y Rusia; ambas le previenen que no permanecerán pasivas y que sus veleidades le pueden derivar consecuencias no deseadas. El nuevo presidente de Méjico, Amlo, se ha decantado por apoyar la legalidad que ostenta Maduro. Es un divieso que supurará a los gringos en la parte inferior de su back yard. Quizá Trump ignora que China posee el 50% de las divisas mundiales y que financia una gran parte de la inmensa deuda pública de los gringos, lo cual le coloca a merced de la estrategia de China. No parece que sea un camino de rosas el que se quiere difundir para Venezuela por la prensa internacional.