La semana pasada leí en DIARIO DE NOTICIAS la entrevista que le hicieron a la señora presidenta de la Mancomunidad de Aguas de Montejurra. En ella, la cuestión principal era, para mí, el tratamiento de la MAM a las fuentes del río Ega y a su trasvase a determinados pueblos navarros. Dos cosas atrajeron mi atención: la primera, que excepto en la denominación de la asociación Salvemos el Ega-Ega Bizirik, no aparecía para nada la palabra “Ega”, el nombre del río; la segunda, que admitía que los pueblos a los que se quiere transvasar el agua de sus fuentes estaban perfectamente dotados de ella de otros sitios, aunque fuera de peor calidad.

Que en una entrevista a la presidenta no aparezca el nombre de uno de los elementos más importantes que la componen, el río Ega, del que se habla y que está en el fondo de la entrevista, sugiere que, o al periodista se le ha pasado, o que algo no va bien; que acerca de ese algo se está actuando con “una pizca” de secretismo. No mucho, porque los interesados ya sabemos de qué habla; los no interesados, en cambio, no, ni se enteran ni interesa.

Que se reconozca paladinamente que con el sangrado de sus fuentes, las del río Ega, no se va a solucionar ninguna necesidad perentoria sino que se va a mejorar algo la calidad del agua que se consume en esos pueblos, también hace pensar sobre si lo que se proyecta y se pretende hacer, tiene la suficiente entidad como para poner en peligro la fauna del río, el riego de los campos de Valdega e, incluso, en el estío, su existencia. Tal vez las consecuencias no se hayan valorado bien, tal vez haya mas ocultos intereses que no se mencionan. No sé. Ya veremos.

Una cosa quiero exponer a la señora presidenta de la Mancomunidad de agua de Montejurra como usuario que soy de ella: en las orillas del Ega no pasa lo que el poeta santanderino le decía al río Duero: “Río Duero, río Duero, nadie a acompañarte baja, nadie se detiene a oír tu eterna estrofa de agua. Aquí todos los días lo saludamos y decimos: río Ega, río Ega, en los valles de Navarra, queremos seguir oyendo tu sinfonía de agua”.