en ciertos lugares de Euskal Herria se le llama “ilbeltza” (mes negro) al mes de enero. En Donibane, sin embargo, se puede decir que el mes negro es marzo. El 13 de marzo de 2004 mataron al vecino de Donibane Angel Berrueta Legaz y el 6 de marzo de 2018 apareció muerto en la celda de la prisión de Cádiz el preso de San Juan Xabier Rey Urmeneta Antxo. Es marzo, por tanto, el mes en el que se ha manifestado la muerte y si tenemos en cuenta las causas de esas muertes, es el mes en el que se ha mostrado la violencia del Estado.

¿Pero qué es eso de la violencia del Estado? Se preguntará alterado un ciudadano que se ha tragado el sapo de los mass media. Podríamos responderle mediante las siguientes preguntas: ¿qué es pues tener a una persona en una celda en contra de su voluntad? ¿Si el Estado legalizase la condena de muerte dejaría de ser un asesinato? Y en el mismo sentido, ¿si legalizase el secuestro? ¿Qué diferencia hay entre un secuestrado y un preso?

Igual, ese humilde ciudadano tuviera conocimientos de Derecho e insistiría: “la violencia del Estado no es tal, dado que se ejerce bajo unas leyes, esto es, bajo unas normas públicas y generales, y además, si el Estado es democrático los ciudadanos participarán en el procedimiento de elaboración de esas leyes”. De ese modo ese humilde ciudadano nos habría detallado y argumentado de cierta forma los diferentes mantras que los representantes del Estado han utilizado durante años: El Estado de derecho, la dicotomía entre demócratas vs terroristas, etcétera.

Es claro, no obstante, que esa argumentación parte y se completa en su propio sistema, es decir, que encuentra la legitimación de su violencia en sí mismo. Nos hablan con grandilocuencia sobre la democracia, el Estado de derecho, etcétera, pero el poder soberano de ese Estado absoluto es un determinado pueblo, se asienta sobre cierto territorio, una única lengua es oficial en todo el territorio y en la Constitución se recogen unos valores y no otros.

Pues bien, la declaración de ese pueblo como soberano y la prevalencia de ese territorio, esa lengua y esos valores no se pueden explicar desde la democracia o el derecho. Y aquí viene la siguiente pregunta: si no es a través del derecho o la democracia, ¿cómo han prevalecido todos ellos frente a otros? Igual limitándonos únicamente a los ejemplos cercanos, pero podemos decir que la violencia es o ha sido un elemento importante. Así pues, el Estado utiliza la violencia establecida a través de la ley y la democracia para eternizar en el tiempo la violencia anterior a la ley.

La explicación de todo esto tiene el objetivo de mostrar la parcialidad de la violencia. Que la violencia de los poderosos (Estados) es eso precisamente, la de una parte y violencia, y que por tanto, el sistema creado a partir del poder conseguido no puede exculpar su violencia.

En referencia a todo ello, y viniéndonos de una vez desde lo abstracto a lo concreto, los Estados que tenemos sobre nosotros no son neutros o universales. El poder soberano reside en los pueblos español y francés, dejando de lado a otros pueblos, entre ellos Euskal Herria. Priorizan las lenguas española y francesa condenando a otras a su desaparición y en cuanto a los valores, tienen como eje los valores capitalistas. Por ello, la violencia que utilizan no es, por el hecho de que provenga de la ley, algo inevitable que ni siquiera se puede considerar como tal sino algo que les es imprescindible para hacer prevalecer todo lo que hemos citado.

Por todo ello, en contra de los Estados capitalistas español y francés y en contra de su violencia y a favor de una Euskal Herria euskaldun, socialista y feminista, tenemos dos citas importantes en el mes de marzo en el barrio pamplonés de San Juan. El 6 de marzo recordaremos a Antxo y el 13 de marzo a Angel. ¡Animaos! Gora Antxo! Gora Angel! Gora Herria!

Firman esta carta: Beñat Aleman, Joanes Aleman, Garazi Autor, Amaia Etxeberria, Ibai Ripodas, Ibai Sueskun, Irati Zabalza e Irati Zuñiga Miembros de Sortu de Donibane