El portaviones Juan Carlos I ha atracado en Getxo, dicen que han venido a descansar de las maniobras. Vaya, vaya? Catalunya con el juicio y los lazos amarillos, el País Vasco yendo a rebufo pero con distancia suficiente como para evitar el inminente tortazo? Y Pablo Casado a pescar votos a Getxo sacándose la foto de rigor. A lo mejor no se retrató con el portaviones porque desde Gipuzkoa no se ve Getxo. No sé, cada vez creo menos en las casualidades: hace año y medio el Piolín por el puerto de Barcelona, ahora este mamotreto de buque insignia que dice “estar de descanso” en el puerto de Getxo. ¿Saben cuánto cuesta el barquito? ¿Saben la cantidad de VPO que se podrían construir con esa suma de dinero? Lo diré: tropecientasmil. ¿Y para qué construir un portaviones si con un simple misil te lo puede hundir? ¿Hace labores humanitarias? ¿Da apoyo en las catástrofes naturales? ¿Rescata a migrantes en el mar? ¿Transporta hidroaviones que apagan incendios? No, ¿verdad? Entonces, ¿para qué lo queremos? ¿Para sacar músculo? ¿Para no parecer una nación subdesarrollada y acomplejada ante nuestros aliados europeos? ¿O es más sencillo que todo eso? Si con un terrenito recalificado algunos sacan comisiones millonarias? ¿Qué “mordida” habrá por la construcción de una ciudad flotante? Somos lo que somos y no podemos cambiar. Nos ven como un país de chirigota, de quiero y no puedo, y sólo vienen a pasar las vacaciones al sol, pero nada más. Cuando las grandes potencias están pensando en jubilar sus portaviones por su alto coste, aquí vendrán a colarnos su chatarra a precio de oro (como han hecho siempre). Amén.