Aunque no nací machista, la influencia del entorno durante mis primeros años de vida me hizo machista. Tuve la suerte cuando era joven de tener un entorno de mujeres feministas que me indicaban mis errores, que me invitaban a intentar cambiar y que me convencieron para creer en que era posible conseguir la equidad entre los sexos. Pero a pesar de ello reconozco que el ambiente me sigue afectando y de vez en cuando todavía sigo cayendo en algunos micromachismos. También es cierto que tengo agudizado el detector de actitudes machistas sean éstas de mayor o menor calibre. Y por eso estoy escribiendo estas líneas, porque al leer un artículo de opinión en DIARIO DE NOTICIAS del Sr. Tagliavini me han saltado las alarmas. El autor del artículo titulado El muro de Berlín, para remarcar la idea de que la clase política derrocha dinero y supongo que en un intento de amenizar su artículo, recurre a un ejemplo totalmente inapropiado por su machismo, que además en mi opinión no viene muy a cuento. La frase en cuestión es “? los políticos son más gastadores que esposa con la tarjeta del marido en un viaje de vacaciones con amigas”. Creo que la frase habla por sí sola, pero a pesar de ello me gustaría remarcar su tufillo machista al hablar de políticos y no de políticas, al otorgar la propiedad de la tarjeta, o sea del dinero, al hombre y no a la mujer, y al sugerir que las mujeres son gastadoras y sobre todo si van en grupo. Estoy seguro que debido al ambiente machista en el que vivimos habrá mucha gente que piense que mis apreciaciones son una exageración, o que tampoco es para tanto. Pero si nuestro ambiente social y mediático fuese igualitario esta frase daría mucho cante. Por eso invito a todas las personas que estén por la igualdad que vayan por la vida con las gafas antimachistas y que comenten y denuncien todas aquellas situaciones que pongan a la mujer en segundo plano. El camino hacia la igualdad necesita del trabajo de todas (las personas).