Se averió el calentador de casa. Entonces llamé a un fontanero que me preguntó qué tipo de calentador tenía. Era eléctrico.

- “En ese caso, llame a un electricista”.

Llamé al electricista y me sugirió que llamara a un fontanero. Llamé a un fontanero y le invité a tomar un aperitivo. Le dije: “Por cierto, le interesaría un calentador de agua? No sé qué le pasa, pero no funciona”. Fuimos a verlo y, después de revisarlo, dijo: “No hay nada que hacer. Ya no se hacen estas válvulas y los tubos son demasiado viejos. No tienen solución. Ya había dicho yo que nadie en el mundo podría repararlo”.

El desafío era ciertamente importante.

--“¡Yo sí podría!”, me contestó.

--“Déjelo. Tiene buena intención pero ni siquiera usted podría”.

--“Le digo que sí puedo”.

Pasada media hora el calentador estaba funcionando ¡perfectamente!