No todas las noticias que se refieren a Pumpkin son negativas, es un consuelo comprobar que las instituciones de USA son capaces de forzar el brazo poderoso del presidente que se ha puesto el cargo por montera y no se detiene. No hay que hacerse ilusiones, empero, de que sea destituido, sería un sueño irreal. Pero ya sólo llevarle a comparecer ante las instituciones de los representantes del pueblo como presunto imputado supone en sí un triunfo para todo el mundo. La ciudadanía no necesita venganza, eso queda para los políticos que se alimentan de las miserias humanas; le vale comprobar que las instituciones y controles que el pueblo se ha dotado funcionan cuando se les somete a pruebas y que los prepotentes no las pueden derribar para evitar que queden impunes. Para nosotros quisiéramos poder enjuiciar con el mismo rigor al señor X, fundador del GAL; a José María Aznar como miembro del trío de las Azores, a Zapatero, el Bamby que quebró la Seguridad Social, o a don Mariano, que salvó de la quiebra a la banca española con fondos de todos los españoles. Sería oportuno también someter a impeachment a Boris Johnson, Bojo, por intentar mentir a Westminster, aunque el rigor del speaker, John Bercow, le impidió ningunear al Parlamento y tuvo que resignarse a morir en una cuneta y pedir una prórroga para el brexit. En el caso de Trump es merecido, pues al margen de que no sabe distinguir la mentira de la verdad y carece de límites en su ética y moral, su falta de empatía y la superficialidad y el descaro con el que ejerce su cargo, quien trabaja para él termina dimitiendo porque concluye con que no es de fiar y en los círculos internacionales se está creando en su entorno una barrera sanitaria porque lo que toca lo contamina. Trump ya está resultando incómodo para sus propios correligionarios, a los que porque los alimenta cree que tienen que aceptarle sus fakes; ahora se vengan con el impeachment.