Quienes nacimos en los años 70 en Venezuela, tuvimos la oportunidad de disfrutar de un sistema de educación primaria y secundaria pública que, con sus errores, funcionaba bien en líneas generales y contaba con una calidad más que aceptable. Las universidades públicas tenían prestigio, sus docentes hacían magisteres y doctorados en Europa, subvencionados por el Estado venezolano, eso les permitía educarnos con el conocimiento más actualizado del mundo occidental. Esas circunstancias y una estabilidad económica aceptable nos permitió (a los de mi generación) diseñar un futuro prometedor, alentador, uno por el que valía la pena esforzarse.

Llegaron los años 90, la corrupción rampante y grosera que reinaba nos tenía asqueados. La inflación era insostenible pero se podía vivir sin mucho contratiempo. La brecha socioeconómica entre la clase baja y la clase media era cada día más amplia, el pueblo estaba realmente cansado. Era el caldo de cultivo perfecto para un cambio político profundo.

Quienes hoy gobiernan llegaron diciendo todo lo que queríamos escuchar, alimentando nuestra sed de justicia social, prometiendo cárcel a los corruptos, y el pueblo venezolano, adorador nato de mesías y caudillos, mordió el anzuelo con voraz apetito.

Hoy, 21 años después de esas promesas, yo, Daniel Alvarado Bravo, producto de esa educación pública gratuita, escribo estas líneas desde Pamplona, Navarra, España, a donde vine a tratar de forjarme un nuevo futuro en esta maravillosa tierra.

No cumplieron ni el 1% de lo que prometieron, nos llevaron a todos a la quiebra y solo se enriquecieron ellos y sus amigos, la brecha social que tanto odiábamos, hoy no existe porque todos somos pobres. Destrozaron el sistema educativo, lo convirtieron en un sistema de adoctrinamiento. Nos arrebataron el futuro y nuestros sueños. Hoy somos millones los que estamos afuera, adaptándonos, tratando de encajar.

Gracias España, gracias Navarra, gracias Pamplona, por abrirme las puertas y permitirme vivir en normalidad y poder soñar de nuevo con un futuro en paz y una vejez digna.

Eskerrik asko Nafarroa!

Eskerrik asko Iruña!

PD: nunca voté por quienes hoy gobiernan Venezuela.