Uno de los mayores problemas para las personas pensionistas y para la economía en general es el precio de las tarifas de la luz y del gas, suministros indispensables para la vida cotidiana.

El mercado energético español es la especulación pura y dura, hasta tal punto que el último movimiento de la Comisión Nacional del Mercado y de la Competencia ha sido abrir expediente a Gas Natural y a Endesa por una posible manipulación del precio de la energía.

No sé si recordáis que los precios de la energía se dispararon en el pasado 2018 y todo apunta a que hubo una treta por parte de las grandes eléctricas, es decir, Gas Natural y Endesa, que, supuestamente, maniobraron para colar la producción de determinadas centrales (especialmente de gas) a los precios más elevados posibles.

Dista mucho de ser un sector liberalizado, con la falta de grandes regulaciones por parte del Estado, donde los antiguos monopolios integrados siguen controlando la demanda y la oferta de generación eléctrica. No existe competencia efectiva en España y tampoco ni se pretende ni se quiere que la haya. La mitad de cada factura, se compone de impuestos, primas, déficit de tarifa... en fin, que es un sector destrozado por la clase política para su propio beneficio.

Se habló de liberalización del sector cuando realmente fue reparto de los beneficios. Por tanto, en ese sentido, la solución pasa por la nacionalización de todas y cada una de las compañías eléctricas.

Hacer negocio de semejante manera con los bienes básicos y vitales para los ciudadanos, además de ser inmoral, debería de ser ilegal.

Es de una vergüenza extrema que un servicio básico, como lo es la electricidad, tenga los precios actuales siendo un negocio redondo, presentando unos beneficios absurdamente astronómicos cometiendo irregularidades e ilegalidades sin que nadie pueda decir nada.

Desde las agrupaciones de pensionistas habría que plantar batalla en este tema tan sensible y que beneficiaría a su vez a toda la población en general. Podemos empezar por hacer una fuerte campaña para cambiar nuestro suministro de las grandes empresas a las de energía cien por cien renovable de Navarra, que las hay. Hay pequeñas empresas que han pasado de 8.000 a 40.000 socios en pocos años y la tendencia aumenta considerablemente, en la actualidad son más de 60.000 contratos los ya acordados.

Es por todo ello que nuestra contrariedad se tiene que hacer patente y nada mejor para demostrarlo es apoyar la huelga general que se celebró ayer, día 30 de enero, y acudir a cuantos actos se hagan a futuro en Tudela y la Ribera.

¡Por el trabajo, por las pensiones y por la vida digna!