No están tan lejos aquellos días en que Fernando Sesma era director del Conservatorio Pablo Sarasate. Un conservatorio que funcionaba en un edificio mínimo, alguien le llamaba la boina de la calle Olite, con unos espacios insuficientes, mal insonorizados e incluso con problemas estructurales, pues se lo estaban comiendo las termitas.En aquellas fechas nuestros hijos estaban estudiando música y en casi todo el entorno del conservatorio estábamos concienciados de que Navarra merecía un conservatorio y una enseñanza musical de primer orden, aunque para la mayoría de nuestros responsables culturales la música era poco más que una mera actividad extraescolar. Se convocaron incluso manifestaciones para conseguir una enseñanza digna en unos locales acordes con la cultura musical de nuestra tierra.Siendo consejero de Cultura de UPN el señor Campoy, después de mucho pelear, se consiguió que figurase en el presupuesto del Gobierno de Navarra una partida para la construcción de un nuevo conservatorio. La partida contaba con la cantidad de un euro, lo que supuso el enfado de toda la comunidad musical que protestó unánimemente (profesores, alumnos y padres). Se hicieron unas camisetas para conseguir concienciar a la ciudadanía e incluso obtener algún fondo para seguir peleando. El lema era Kampoy kampora en el anverso, y “Con un solo euro vamos de culo” en el reverso.Se consiguió, no sin grades reticencias por parte de UPN, que se construyera el nuevo conservatorio. No podían dar toda la razón a la gente no normal, como nos consideran ellos, y en lugar de construirlo cerca de los otros centros universitarios, como correspondería a unos estudios superiores (aunque sean de música), lo llevaron al otro extremo de la ciudad.Hasta aquí todo normal, teniendo en cuenta de quien estamos hablando, pero para mí fue una gran sorpresa ver a aquel director, que tanto peleó (eso creo) junto a todos los que defendíamos que por encima de todo estaba dignificar la cultura, como se había enrolado en Ciudadanos, un partido que está en contra de que Navarra mantenga sus competencias (musicales incluidas supongo), y sobre todo, que se había aliado con el alcalde Maya para restringir lo más posible el uso, la promoción y la enseñanza de algo cultural, tan propio de Navarra, como es nuestro idioma más antiguo, el euskera.De Maya y sus compinches no me extraña nada, teniendo en cuenta que su principal meta es txintxar a todos y todo lo que pueda tener alguna referencia con lo vasco, pero de ti, Fernando Sesma, que has vivido por, para y de la cultura, no me lo esperaba.Alguien, algún día, te dedicará una triste canción, aunque no creo que te merezcas ni eso.