Aunque no es la primera vez, y no soy el único que me refiero a este tema, sigue llamándome la atención el escaso, por no decir nulo, interés que nuestro Ayuntamiento muestra por solucionar esta cuestión. Me refiero al monumento a Pompeyo, sito en la plaza Juan XXIII, y su viejo acompañante, el olivo. Desde su instalación, allá por 1992, el general romano ha estado “escoltado” por este milenario árbol, lo que ha supuesto que el monolito quede, desde hace años, “tapado”, “cubierto” por las ramas de esta especie arbórea, con lo cual el personaje queda diluido, perdiendo toda su esencia ya que, supongo, todo monumento parte del hecho de crear un reconocimiento al personaje en cuestión por parte de la ciudadanía y que gracias al árbol no se sabe muy bien dónde está colocado. Y si el pamplonés no se aclara, mucho menos el visitante que lo primero que se pregunta es qué diablos hace el olivo en cuestión tapando la efigie del personaje.A pesar de las quejas ciudadanas no parece que los responsables, tanto políticos como técnicos, estén por la labor de solucionar el tema, a pesar de ser varias las corporaciones que han pasado por el Consistorio desde que se instaló el monumento y se plantó el olivo sin darse cuenta de que este -el olivo-, año tras año, por naturaleza, va creciendo de tamaño.¿Tan difícil es dar solución a esta cuestión? Talar esta especie arbórea puede ser una, a pesar de que algunos seudo ecologistas puedan quejarse… También se puede solventar dando la vuelta al conjunto escultórico, es decir colocando el busto del general romano mirando en dirección a la Av. de Bayona, a pesar de que esta segunda opción pueda ser más costosa que la anterior, puede ser factible, y aunque se puedan realizar varias propuestas que mejoren la visibilidad de todo el conjunto, pasa por el hecho de acercarse, los responsables, por el lugar y comprobar si es acertada su disposición y después ……. solucionarlo.