Al estar hoy todo el día lavándonos las manos, quien más quien menos no puede por menos que recordar a Pilatos. Igual ocurre con las mascarillas, donde cada vez más van proliferando las de color negro, y ellas nos recuerdan a El Zorro. Lo de lavarnos las manos empezó a tomar auge a finales del siglo XIX, cuando se hacían intervenciones quirúrgicas, y donde los facultativos se dieron cuenta de que, al no desinfectarse bien las manos, el resultado era catastrófico. Poco a poco el personal iría lavándose cada vez más, y hoy, gracias a Dios, lo de lavarse las manos se está imponiendo. En cuanto a las mascarillas, sobre todo si son negras, nos hacen irreconocibles, que es lo que pretendía El Zorro, y de ahí que en numerosas ocasiones saludamos, sin estar seguros a quién, por si acaso es algún conocido, lo cual es también positivo, ya que últimamente, cada vez más se hacia la “vista larga”, sin darnos cuenta de que el saludo es una de las pocas cosas que nos diferencia de los animales. Como veremos, dos cosas hemos sacado en positivo de este calvario que está siendo la pandemia.