Es cierto que la mayoría de los grandes revolucionarios surgieron de las clases burguesas e incluso aristocráticas, ya que las más oprimidas no tenían ni la formación, ni el tiempo ni los medios y conexiones sociales para liderarlas. Pero ya en el siglo XX y sobre todo el XXI europeo, entregadas las clases medias y obreras al, digamos, consumismo, integrados los primeros en los partidos revisionistas y los otros en los nuevos “sindicatos”, pequeñas excusas sirven para posponer y hacer fracasar las luchas ya empezadas.Una de las más eficaces “razones” para ello es el derecho a consumir al máximo las vacaciones. Como las arenas de la playa amansan las más embravecidas olas, ese largo período diluye el ímpetu reivindicativo. Durante esa cuarta parte del año, la derecha recupera y más, al no tener una real oposición, desde el campo militar hasta el de los medios de difusión, pasando por el de los políticos, reyes, capitalistas políticos y financieros, etcétera. Citar ejemplos concretos, incluso sólo en este mismo 2020, superaría con mucho el espacio que los pocos medios que aún aceptan hacerse eco de la crítica ciudadana pueden acoger y que cualquier persona no voluntariamente ciega puede constatar.