Un 20 de agosto atípico me levanto y desayuno con un sin fin de noticias y comentarios acerca de la vuelta al cole. Pues bien, las y los docentes no sabemos más que lo que recibimos de cualquier medio de prensa. Pero mi tristeza e impotencia es leer muchos comentarios de gente que cree que queremos estar en nuestra casa, que cobramos sin hacer nada, que nos viene muy bien esta situación, que... en fin... una imagen muy distorsionada y nada acorde con la realidad que, debido a esta pandemia, tenemos que soportar y que por culpa de la mala gestión y organización del gobierno central y comunidades hace que perdamos más autoridad y respeto por parte de algunos miembros de la comunidad educativa. A mí me importa mi alumnado señores dirigentes, he metido mil horas en casa pero lo que más me ha preocupado es que las familias de mi clase como las del centro primero tuviesen las necesidades básicas cubiertas ¡como comer! Nunca nos hemos olvidado de su contenido curricular. Alabo la labor y coordinación de mis compañeros/as con las que he trabajado mano a mano para llegar a todos de la mejor manera. Nadie nos ha preguntado nada, ni ofrecido, ni ayudado desde arriba. Hemos puesto nuestra casa, nuestros medios, nuestro tiempo infinito y nuestro corazón sobre todo. Nos hemos reinventado de un día para otro, en mi colegio como en la mayoría, a base del esfuerzo y dedicación de gente profesional que ama su trabajo por encima de todo. Me encanta estar en clase con ellos y ellas y ojalá la vuelta sea presencial. Los niños y niñas necesitan relacionarse y así nosotros con ellos. La gente es muy libre de opinar y por supuesto respetable. Pero antes de eso pregunta, infórmate contrasta... porque igual estás haciendo polvo a un sector que es el último escalón directo, en una pésima gestión y así lo digo alto y claro ¡Pésima gestión! Sueldos vitalicios, dietas, sin fin de ministerios y políticos ya retirados cobrando mucho dinero y que no son capaces de ver las necesidades por las que la gente de a pie está pasando y recortar de ahí. Pero es mi humilde opinión. No me gusta la política pero me afecta. ¡Quiero volver a las aulas! ¡Quiero ver unas medidas de organización comunes a todos! ¡Quiero que se faciliten todos los medios al alumnado y familias! ¡Quiero no tener que justificarme por ser maestra y hacer mi labor! ¡Quiero el respeto que nos merecemos! Y sobre todo, ¡quiero que nos escuchen de una vez!