La política nacional sigue pareciéndose más a un reality que a un trabajo de gestión responsable de lo público. No es nuevo, pero sí más llamativo ante el contexto actual, momento en que se deben tomar decisiones críticas que afectan a la vida de millones de ciudadanos. El Parlamento sigue en su vieja normalidad, en su línea: la política de pasarela. La preocupación por los focos, la falsa conciencia y el galopante narcisismo que como un virus corroe la vena de muchos políticos -no tantas políticas- son evidentes para cualquier analista. La función pública se transforma en impúdica y parasitaria, y requeriría de un inmenso diván para analizar las dobles y triples personalidades en un mismo ser que se dan cita en el circo de la Carrera de San Jerónimo. El Parlamento se ha convertido en un coro de parásitos que chupan sin descanso la poca sangre que le queda a un país que acumula crisis financieras, políticas, educativas, sanitarias, y la más importante, una inmensa crisis de confianza. Los miles de muertos no importan siempre que de ellos se pueda extraer algo provechoso. Y siempre se puede. La política es dueña del mercado de la casquería donde los buitres no esperan turno. Las extremidades e interiores de los difuntos son usados en el hemiciclo como armas arrojadizas en una versión 3.0 de Calígula. Y mientras los monos bien alimentados se pelean en su jaula, el paro juvenil se eleva a un bochornoso 41,7% en España -un 17% de media en el conjunto de la Unión Europea-. En Francia rodarían cabezas al estilo Robespierre; en España, y mientras tengamos para un vino, ya va bien, ¡y que viva el vino y la caja B! Muchas cosas han cambiado. Tras el periodo negro de la dictadura, la tarta política se repartió entre dos, cuasi monopolio que dirían en el sector empresarial; entrar en una guerra ilegal, ejercer la corrupción, y, por supuesto, gobernar, era mucho más sencillo que a día de hoy, cuando se reclama un espíritu dialogador y cooperativo al que pocos están acostumbrados. Al mismo tiempo la tecnología ha avanzado y los clones de Villarejo salen de casa con gabardina y minúsculas grabadoras ocultas en el cuerpo a comprar el pan o al prostíbulo. Es sabido que la "información vaginal" constituye un "éxito asegurado", como nos ilustraba la actual fiscal general del Estado en su conversación con el rey del hampa, el chusco y hediondo comisario Villarejo. ¿De qué sirve que se nos diga que la política a nivel municipal carece de los vicios de la política nacional si las máximas autoridades no predican con el ejemplo? La buena actitud de algunos hijos no es consuelo ni puede ser la excusa para proteger a unos padres, los responsables de todo esto, que no tienen reparos en añadir pecados capitales a sus currículums. ¿Cómo describiría Unamuno a esa fauna charlatana de aves galliformes, larga cola y pico afilado, que todos los miércoles anidan en el Congreso? El escritor ha sido citado ocasionalmente en el hemiciclo por celebrities de atril y actores de vodevil, quienes probablemente nunca le hayan leído, y no para mencionar lo que el filósofo pensaría sobre ellos, sino para hacer un collage interesado con sus frases. ¡Y bien que saben lo que el filósofo pensaría sobre ellos, quienes le injurian manipulando el sentido de su palabra! Por suerte, siempre nos quedará la alta cocina y la gastronomía en miniatura. Envidia mundial y algo que realmente aporta valor añadido y diferencial a España, contra lo que erróneamente mencionaba cierto ministro de Consumo. Valor añadido, pero no suficiente para sanar a un país que necesita un respirador permanente. Lejos queda aquel lema del Spain is different ideado por el franquismo bajo la dirección del ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, para intentar darle un lavado de cara a un país que todavía viviría muchos años bajo la dictadura. Mientras las suecas y los alemanes descubrían la agradable temperatura y las preciosas playas de España, Manuel Cortés Quero, el "topo de Mijas", y otros muchos perseguidos por el franquismo, todavía malvivían encerrados en dobles paredes. No cabe duda que HBO sabría cómo vender publicitariamente esta idea mediante la contraposición de imágenes. Lejos vuelve a quedar hoy el turismo, aunque por motivos diferentes. Quizás el padre de aquel que pintaba la manida frase de Tourist go home, en las paredes de algunos destinos turísticos, se levante cada mañana a ponerle una vela a la Virgen para que los turistas vuelvan a dejar los billetes en su restaurante. Para lo bueno y para lo malo, Spain is Kitchen.