l Club Atlético Osasuna nació el 24 de octubre de 1920, tras una reunión en el antiguo Café Kutz de la plaza del Castillo, entre representantes de dos clubes pamploneses: el Sportiva y el New Club. Fue Benjamín Andoáin quien dio nombre al nuevo equipo y tuvo como primer presidente a Joaquin Rasero.

Pero desde que sucedió todo ello ha pasado mucho tiempo. 100 años, o lo que es lo mismo: 36.500 días (sin contar los 25 días en 29 febrero), 876.000 horas, 52.560.000 minutos y 3.153.600.000 segundos. Y mañana llegaremos a esa cifra tan esperada, a ese centenario.

A mis actuales 26 años, creo que llevaré poco más de 10 años como socio, y desde que soy consciente Osasuna ha vivido muchísimas más alegrías que penas. Mi primer partido en El Sadar fue ante el Espanyol y ganamos por 1-0 (me acuerdo como si fuera -"sería" que diríamos los navarros- ahora) y la casualidad (o la covid, ya sabéis€) quiso que el último partido en el ya Viejo Sadar fuera también ante los periquitos y que ganáramos también por 1-0 gracias a un penalti transformado por Roberto Torres.

La covid-19, al igual que el VAR (pienso que nunca nos acostumbraremos), ha modificado el fútbol para los años venideros, como en su día Echeverría, Iriguibel y Martín transformaron la delantera de Osasuna o después, con Urban, le ganamos un fin de año al Real Madrid en el Santiago Bernabeu por 0-4 con un hat-trick del polaco. "Chupinazo en Madrid" tituló Marca al día siguiente.

Hay muchas cosas que no he vivido, pero otras que sí. La primera importante (según me cuenta mi padre) fue en el año 2000, cuando el césped del Sadar se tiñó de rojo nada más sonar el pitido final, y yo con 6 años sabía que Osasuna había vuelto a Primera División. Mi padre volvía del feudo rojillo más contento que de normal y no era para menos. Miguel Ángel Lotina devolvía a Osasuna a la máxima categoría del fútbol nacional.

Me acuerdo de la salvación en Anoeta la temporada siguiente gracias a Iván Rosado. De la despedida de Goiko. De la vuelta de Javier Aguirre (ya como entrenador) y de la llegada de Pablo García. De la final de Copa gracias al gol que le marcó Valdo al Atlético en El Sadar en semifinales y del gol de Aloisi en la final en el 82 para empatar la contienda. De la plaza del Castillo a rebosar. De la tangana frente al Sevilla. De jugar la previa de la Champions mientras estábamos de fiestas en Carcastillo (impensable ahora) y los gaiteros (con pinganillo aquel día) estaban más al partido que a las gaitas para que bailasen los gigantes. Del 0-3 al Real Madrid de los galácticos con goles de Valdo, Pablo García y Moha. De la semis de la entonces UEFA frente al Sevilla. Del ascenso a Primera tras unos playoffs de infarto. Del ático. De la vuelta de Rojillo. De la salvación épica en Sabadell. De la victoria frente al Barcelona la temporada pasada en el Camp Nou por 1-2 jugando con 10, de€ es imposible nombrar todo.

Unos años antes de ese 2000 en mi mente, fue el petardazo a Buyo y el cierre del Sadar, la llegada de Robinson o la euforía europea frente al Glasgow Rangers gracias a un gol de Martín frente a 25.000 almas que vivieron aquel partido en El Sadar. No hay nadie que no recuerde esa imagen del navarro subido a las antiguas vallas verdes que rodeaban el campo con el puño en alto.

Ojalá hoy, a las 18.30 horas (si no nos marean más) podamos celebrar frente al Ath. Bilbao una nueva victoria para sumar ya 10 puntos esta temporada. Y para que no nos pase lo que le pasó en el año 2003 al Atlético de Madrid en el día de su centenario. Iván Rosado dejó mudos a los 55.000 colchoneros que habían ido al Vicente Calderón cuando marcó el gol del triunfo rojillo dejando a los rojiblancos sin nada que celebrar y llevándonos los tres puntos para la capital navarra.

Por otros 100 años, y porque el año que viene -o cuando se pueda- podamos celebrar todos -los más de 20.000 socios actuales- y todo en condiciones. ¡Aúpa Osasuna! Gora Osasuna!

El autor es socio de Osasuna