l pasado 16 de noviembre, el Gobierno de Navarra, en rueda de prensa, estableció que podrán beneficiarse de las ayudas a la hostelería quienes acrediten una merma en su facturación de al menos un 20% de enero a septiembre de 2020 respecto de 2019.

La facturación en hostelería es estacional. Los meses en los que se cerró son de menor facturación que los meses de verano en los que abrimos y el Gobierno de Navarra lo sabe, Hacienda tiene los datos. Así que, poniendo ese límite, lo está poniendo difícil.

Entonces, ¿quién va a beneficiarse de las ayudas?:

? El ocio nocturno, ya que sus negocios han estado prácticamente anulados desde el mes de marzo.

? Los grandes hosteleros que han mantenido a sus empleados en ERTE durante más semanas; pues vieron que abriendo en las condiciones restrictivas que se han ido imponiendo, no obtendrían una compensación económica.

? El pequeño hostelero que ha estirado lo más posible la prestación extraordinaria de cese de actividad, porque no le quedaba otro remedio por sus condiciones personales o las de su negocio (sin terraza, local estrecho, etcétera).

¿Quién va a quedar fuera? La mayor parte de los pequeños hosteleros. Aquellos que se han esforzado en revertir la situación (comida para llevar, ampliación de terrazas, renuncia a las necesarias vacaciones y al merecido descanso semanal) y se la han jugado a costa de nuevas inversiones para adaptarse y de exprimir más un trabajo que en condiciones normales ya es agotador. Es imposible sobrevivir con una pérdida de facturación superior al 20%. Sabiendo, además, que no solo cerramos entonces sino que seguimos cerrados ahora.

¿Qué harán con los que en 2019 no tenían negocio y, por lo tanto, no disponen de comparativa para establecer el porcentaje de reducción de facturación? ¿Tendrán un trato diferente al resto?

Así pues, la mayor parte de los pequeños hosteleros tienen un riesgo claro de quedarse sin ayudas como premio al intento de hacerlo lo mejor posible, reduciendo su merma de facturación a un 10, un 15 o un 18 por ciento para no morir por la pandemia y, consecuentemente, reduciendo las cargas a la Seguridad Social e incrementando el pago de impuestos.

Para el Gobierno de Navarra es fácil establecer un tope del 20% porque saben (ya que tienen todas nuestras declaraciones de IVA) que así se reducirá ampliamente las ayudas que van a dar.

Señores Ayerdi y Saiz, ¿creen que la desgracia tiene un tope?, ¿creen que el trabajo y el esfuerzo deben ser penalizados?

No se protejan en porcentajes y valoren el esfuerzo. Las ayudas las necesitan todos los establecimientos, independientemente del porcentaje de facturación perdido. No sólo los gastos de explotación no se han reducido, sino que los gastos de familia, las matrículas de la Universidad de los hijos, etcétera, tampoco se han reducido.

No es tan difícil establecer ayudas correlacionadas con las pérdidas de facturación. Un poco de criterio para premiar el esfuerzo y una sencilla hoja de cálculo solucionarían la injusticia.