La pasada semana cayó por casualidad en mis manos el nuevo libro escrito por José Luis Cebrián, Caos. Para ser sincero, grandes expectativas no tenía de dicho autor y sus propuestas.Haciendo un resumen, el libro hace un extenso análisis sobre la coyuntura mundial actual en tiempos de pandemia y sus consecuencias políticas, económicas y sociales. La tesis principal del autor consiste en la férrea defensa de la correcta utilización de las instituciones y los poderes fácticos que las manejan, como solución a la conflictividad y los problemas sociales. El término correcta lo extraigo de los tintes tecnócratas y academicistas que propone como solución. Por no hablar del paternalismo empírico que se deduce en sus líneas para justificar el desconcierto general y su divina sabiduría.Precisamente, parece chocante el tono de superioridad intelectual que utiliza con el poco acierto de sus conclusiones. De hecho, mientras menciona constantemente la creciente oleada de conflictos sociales, no acierta ni una sola vez en la solución. El achaque de problemas sociales como la inmigración, los abusos o desigualdades de género o raza, el hambre, el empobrecimiento generalizado de las poblaciones mundiales, la creciente oleada de la ultraderecha o nacionalismos patrióticos€ a la simple mala gestión del orden mundial, es simple y llanamente una fantasía. No es de extrañar que Cebrián haga apología de la cohesión y el acuerdo para poder perpetuar dicho orden. Pero, sobre todo, ve peligrar sus privilegios y los de toda la clase burguesa europea ante la reordenación del nuevo centro económico mundial. Es por ello que, siendo él más consciente que nadie, pide cohesión, acuerdo y buena gestión; no para superar los problemas sociales que la inestabilidad genera, sino para mantener y perpetuar los intereses de clase privilegiada que a la estabilidad le son inherentes.Ahora más que nunca debemos saber identificar la causa real de la que los problemas sociales y de inestabilidad emanan. Querer superar estos problemas, ordenando mejor los mecanismos que los hacen florecer, es querer jugar a las damas con fichas de parchís. Debemos enfocar el eje de los problemas en el fallo del sistema en el que vivimos. Un fallo traducido en injusticia social y conflictos. Hay que organizarse y defender nuestros intereses de clase para no tener que pagar sus fechorías.