ay 3 cuestiones complejas que nos cuesta asumir y relacionar entre sí. Se trata del cambio climático, algunas características de los seres humanos y las actuaciones que podemos llevar a cabo en este contexto.

1- El problema del cambio climático se presenta ahora con su inmensa magnitud. Provocará en el futuro enfrentamientos y mayores procesos migratorios. A eso se le suma la escalada armamentística. Vivimos en un mundo donde, según los medios de comunicación, hay almacenadas unas 15.000 cabezas nucleares. Pero a diferencia de estas armas (que no han vuelto a ser utilizadas desde 1945), el cambio climático avanza inexorablemente. Además, gran parte de la población del planeta está sometida a la pobreza o habita en países regidos por dictaduras. La interacción entre estos elementos y los escenarios que pueden producirse en el futuro ha sido tratada por varios profesores universitarios, cuyos libros alcanzan una considerable difusión. Es el caso de Chomsky, Diamond, Harari, Welzer o Wilson. El riesgo de extinción de la humanidad es real. Se trata de un problema mundial y la respuesta (mucho más decidida que hasta ahora) debe serlo también. Resulta imprescindible que actuemos unidos.

2- "Conócete a ti mismo". A primera vista este aforismo de la filosofía griega puede producir cierta extrañeza. Nos conocemos desde la primera infancia y parece que no tenemos secretos para nosotros mismos. Pero en el ser humano influyen mucho lo que antiguamente se denominaba las pasiones.

Según los etólogos, los grupos de primates tienen unas pautas de comportamiento derivadas de las bases biológicas de la conducta. Sus individuos buscan sobrevivir y, por ello, mejoran sus condiciones de vida. Presentan asimismo tendencias gregarias. Dentro de los grupos se genera una jerarquía y los miembros intentan mantener una buena posición en su seno. Además tienen frecuentemente comportamientos agresivos, que se ven incrementadas por la frustración. Realizan asimismo actuaciones altruistas.

El ser humano es un primate y presenta características similares. La sucesión de guerras que registra la historia mundial es una muestra de ello. Pero milenios de evolución cultural han producido un amplísimo muestrario de conductas, muy distintas entre sí, que permiten desarrollar estos elementos de formas alternativas. Por ello, el reconocer que esas bases biológicas influyan en nuestras acciones, no supone adoptar una posición determinista. En 1941 Alemania estaba en guerra y padecía la dictadura más terrible que haya existido, donde se exterminaba a las personas por su origen étnico. Ochenta años más tarde es un país democrático, al que muchas personas intentan emigrar, por creer que ofrece uno de los mejores niveles de bienestar. Pero si se examina de la misma forma la historia de cualquier lugar del mundo, la comparación entre esos dos momentos históricos tal vez sea abismal. Muestra el ámbito de actuación que tenemos, la existencia de diversas alternativas.

3- ¿Qué podemos hacer ahora? Lo primero es no caer en la ingenuidad. Resulta imposible evitar el desastre. Se está produciendo ya. Decenas de miles de emigrantes ahogados en sus precarias embarcaciones durante los últimos años lo atestiguan. Pero estos problemas cada vez nos afectarán más directamente. Lo que se puede es aminorar sus efectos. En una situación así, lo más peligroso es el incremento de los niveles de agresividad, que pueden conducir a enfrentamientos. A la vista de las circunstancias en las que nos encontramos, las superpotencias podrían impedir la existencia de la mayoría de los conflictos bélicos. La guerra de Siria se ha prolongado desde el exterior. Tras derrotar al Estado Islámico, debiera haberse intentado establecer una democracia. Pero el gobierno de Putin se opuso. El conflicto ha producido cientos de miles de muertos y millones de refugiados. Queda el país destrozado, con un cruel dictador, que heredó el poder de su padre. El que se generalicen actuaciones así, sería un desastre para todos.

Pero tenemos alternativas. La búsqueda del beneficio propio es el más poderoso motor de la conducta humana. Esa actividad de los organismos está en gran medida dirigida a su descendencia, a la transmisión de sus genes, como señaló Dawkins. Por ello, a todos debiera interesar el que la humanidad tenga futuro. La ambición personal es legítima, pero debe ser compatible con el bien publico. Esto se ajusta a nuestras bases biológicas de la conducta. Otro factor es el gregarismo. Hay que lograr que los patriotismos sean compatibles. Además todos ellos tienen algunos aspectos positivos, como la conservación de los mejores aspectos de cada cultura, lo que beneficia al resto de la humanidad. En este sentido, son importantes los factores simbólicos, que recuerdan los logros del pasado. Se trata de actuar con racionalidad. Especialmente resulta preciso que los dirigentes comprendan todo lo que está en juego, para que disminuyan los niveles de agresividad en la política. El afecto es necesario. Contar con personas a las que se puede querer y en las que cabe confiar, resulta beneficioso para cualquiera. Pero incluso hay muchos individuos con poder o riqueza que no lo logran. El amor, la bondad, son productos preciosos. Resulta preciso cultivarlos con sumo cuidado.

El autor es doctor en Filosofía