as villavesas están moviendo a unas 95.000 personas todos los días en la Comarca. Es una tercera parte menos que el año pasado, cuando por estas fechas se movían unas 140.000 personas diarias. ¿Qué están haciendo esas personas que no van en villavesa? Bueno, lo estamos estudiando, pero fundamentalmente no salen de casa o€ van en coche particular. Al comienzo de la pandemia se lanzaron, a veces desde fuentes aparentemente solventes, unos mensajes de peligro hacia el transporte público que con el tiempo se han demostrado científicamente infundados. Pero su efecto tóxico se quedó flotando en el ambiente.

En realidad, lo que sabemos ahora es que el humo que desprende el tráfico es perfecto para la covid, y que, a más contaminación, más pervivencia del virus y capacidad de contagio. Más coronavirus y más enfermedades respiratorias de todo tipo para las personas. Y más pataditas al clima, ya que cada kilómetro que hacemos con el coche son más de 200 gramos emitidos de CO2. Por todo eso y más debemos utilizar el transporte público siempre que podamos, como un acto de responsabilidad social. Es además un caso peculiar de servicio público, cuánto más se usa, es más eficiente ambiental y económicamente y más se puede mejorar.

Pero€ ¿son seguras nuestras villavesas? Cuando empezó la crisis todos estábamos un poco perdidos en esto. Y cuando digo todos me refiero a la población, a los políticos, al personal técnico y a la plantilla. Fuimos implementando en nuestros autobuses diversas medidas que parecían necesarias: prohibición del pago en metálico, limitaciones de aforo, limpiezas homologadas, hidrogeles, pantallas protectoras, aumento de la flota, etcétera... algunas de ellas se han quedado y otras se han modificado. Pronto vamos a plantear alguna propuesta interesante más.

Como cada final de verano, la Mancomunidad tiene las mismas quejas relativas a las villavesas y a su pasaje, "vamos como sardinas en lata", nos dicen con frecuencia. Todos sabemos que son dos momentos del día en líneas muy concretas, y que obedecen a nuestros hábitos y horarios gregarios: nos movemos todos a la vez y a toda prisa. Obviamente, con la situación actual, la sensación de agobio es comprensiblemente mayor, a pesar de que el pasaje es mucho menor y más numerosos los autobuses (todo lo que tiene ruedas está en servicio). De los 3.000 viajes diarios, solo unos 70 van con más de la mitad de la capacidad ocupada.

Con el paso del tiempo han aparecido múltiples estudios científicos y sabemos mucho más que antes, también tenemos nuestros propios datos. Sabemos que ya sea en Asia, en Estados Unidos o en Europa, los estudios muestran que los autobuses urbanos no son un lugar de contagio, fundamentalmente gracias a la mascarilla. En nuestro caso además los viajes son cortos, las puertas se abren constantemente, las ventanillas están abiertas (por favor, no las cierren), la ventilación forzada funciona continuamente y generalmente no se mantienen conversaciones. Nos dicen que el riesgo es muy bajo.

Miren, no quiero aburrirles con estudios, les ofrezco datos cercanos: las olas de la pandemia suben y bajan en la Comarca con total independencia del uso de las villavesas, que es estable desde hace meses. La tasa de positivos diarios en las diferentes zonas de Navarra es la misma, haya o no haya villavesas. La plantilla de chóferes no ha tenido una incidencia especial debido a la covid (un aplauso para ella, si de normal es difícil tratar con tantas personas al día, imaginen en esta situación tensionada).

La zona urbana de la Comarca tiene el privilegio de disponer de un transporte público moderno, seguro y barato. Ustedes que pueden, úsenlo con tranquilidad. Y si no, cojan un taxi, caminen o vayan en bici. Si van en coche, por favor, al menos compártanlo. Por la salud de todos, planeta incluido.

El autor es presidente de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona