os traiciona el subconsciente, que diría un mentólogo. Lo digo porque el otro día una compañera enfermera me comentó que la gente está histérica, entonces le expliqué de donde viene la palabra: hysteron significa útero.

Según Laín la felizmente fenecida enfermedad aparece en el papiro de Kahun y la trata Platón en el Timeo. Los egipcios y griegos la diagnosticaban a las mujeres (supongo que cuando se las llevaban a la consulta sus amos-maridos) con la explicación de que un útero deambulante se les subía al pecho. Mucho más tarde hubo una epidemia en Europa.

En la época victoriana la burguesía floreciente contrataba mentólogos ávidos de protagonismo que la diagnosticaban. De esta manera, entre unos y otros desataron una epidemia que luego trataban provocando orgasmos mediante consoladores y lavados vaginales (está en internet). Nada que ver con la recomendación actual de empoderar al que sufre, todo lo contrario: pseudomédicos valiéndose de pseudodiagnósticos y pseudotratamientos para acallar la queja y solucionar problemas, no está muy claro de quién. Es una estrategia eficaz para quitarse el muerto de encima, evitando hurgar en el sufrimiento. Pero lo peor es que aparte de acallar la queja, el pseudodiagnóstico niega sus razones.

Actualmente lo de histérico no queda bien, que la mentología ha progresado, aunque sólo sea en la terminología. Hoy se dice ansiosodepresiva o fibromiálgica, pocas veces en masculino, ¿por qué será?

A mí, que me toca trabajar en diferentes centros sanitarios, al ver cómo está el panorama se me cae el alma a los pies (ese órgano que no estudia la mentología). Pero no tanto por lo mal que pueda estar la gente (que no enferma, como al parecer interesa hacer creer a tanto aficionado a lo psico, ávido de protagonismo), sino por las carencias manifiestas del sistema y de su personal a la hora de manejar el sufrimiento (pobreza, soledad, maltrato, etcétera). Mejor disfrazarlo con diagnósticos.

Y qué casualidad, estaba corrigiendo estas líneas cuando me mandan un link sobre la esquizofrenia como supuesto factor de riesgo de morir por coronavirus. Más de lo mismo. En lugar de reconocer el sufrimiento inherente al trastorno, que por diferentes razones (muchas de ellas relacionadas con cómo se les trata) hace más frágiles a quienes lo padecen, se les sigue viendo como máquinas estropeadas, objetos del estudio de la mentología. Como Descartes cuando buscaba el alma.

El autor es especialista en Medicina de Familia