n Navarra, la Ley Foral 14/2015, de 10 de abril, para actuar contra la violencia hacia las mujeres establece que cualquier procedimiento que implique o pueda implicar una eliminación total o parcial de los genitales femeninos o produzca lesiones en los mismos, aunque exista consentimiento expreso o tácito de la mujer o la niña, es una manifestación más de la violencia hacia las niñas y mujeres. En definitiva, cuando hablamos de mutilación genital femenina estamos hablando de una violación de los derechos humanos que sufren mujeres y niñas.

En el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, nos unimos a todas las niñas, jóvenes y mujeres de todo el mundo para hacer valer sus derechos de forma clara y contundente. Un día como hoy nos sirve para hacer un llamamiento a poner fin, de una vez por todas, a esta manifestación de violencia contra las mujeres, tal y como se comprometió la comunidad internacional en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

La mutilación genital femenina es un problema global que afecta a las niñas, las mujeres y sus comunidades en todo el mundo. Impacta en mujeres y niñas de diferentes niveles educativos, de diferente etnia, clase, geografía€ Si bien en los últimos años se han logrado progresos significativos de cara a su eliminación, hoy en día existen unos 200 millones de niñas y mujeres que la han sufrido, con consecuencias físicas, psicológicas y sociales a largo plazo.

Esto no solo constituye una vulneración de los derechos humanos de mujeres y niñas, sino que supone además una pérdida de recursos económicos que son vitales para los países. Las mujeres y niñas que viven con la mutilación genital femenina se enfrentan a graves riesgos para su salud y bienestar, entre los que cabe mencionar las consecuencias inmediatas tras la mutilación, como infecciones, sangrado o traumas psicológicos, así como enfermedades crónicas que pueden desarrollar a lo largo de toda la vida. Las mujeres que han sido sometidas a esta práctica presentan un mayor riesgo de sufrir complicaciones durante el parto, que pueden poner en peligro su vida, pueden sufrir trastornos mentales o padecer infecciones crónicas, además de que pueden sentir dolor o experimentar problemas durante la menstruación, la micción o las relaciones sexuales. El tratamiento de estas consecuencias tiene un coste real, no solo en la vida de las mujeres y en nuestras sociedades, sino también en nuestros sistemas de salud y economías.

Navarra cuenta, desde hace años, con un protocolo para la prevención y actuación ante la mutilación genital femenina, en el que participan diferentes agentes y profesionales, porque, sin lugar a dudas, trabajar en la prevención es el camino para acabar con la violencia contra las mujeres y las niñas y alcanzar la igualdad.

Por eso, en un día como hoy, se hace necesario recordar que la mutilación genital femenina es una manifestación más de la violencia contra las mujeres y, por lo tanto, nuestro compromiso y deber por erradicarla de la sociedad si queremos vivir en igualdad.

La autora es directora gerente del Instituto Navarro para la Igualdad