La libertad no consiste únicamente en elegir, sino en hacerlo siendo consciente de lo que se elige y contando con información completa y veraz al respecto. Sin estas condiciones, tal libertad no existe. Un buen ejemplo (al menos para los de mi generación) puede ser el escaparate final del Un, Dos, Tres, en el que los concursantes elegían ("libremente", en teoría) una opción que no siempre era la deseada. Más abyecto sería que, aprovechando una pausa, el presentador susurrase a los concursantes una elección incorrecta presentándola como verdadera€ Y eso es precisamente lo que hacen los populismos, como el que representa -con la vergonzosa connivencia de Génova- la señora Ayuso en Madrid: emplean la mentira, la demagogia, la desinformación y la manipulación para hacer pasar por válido un mensaje que solo puede convencer a aquellos quienes por falta de interés en la política no se ocupan de contrastarlo, y que tiene como único fin no el bienestar ciudadano, sino la obtención, mantenimiento o ampliación de sus cuotas de poder (abrazando cualquier medio o aliado), a emplear únicamente en beneficio propio. No se trata de esa estupidez de "socialismo o libertad"; la auténtica dicotomía a la que, por desgracia, se enfrenta el mundo actual es populismo o democracia.