2 de abril de 2021, 3.28.53. En este instante son las 3.10 am del Viernes Santo 2 de abril. Estoy viviendo una situación que me genera tal sentimiento de rabia que no puedo conciliar el sueño. Soy profesional de la hostelería y mi situación laboral puede calificarse de dramática a causa de la pandemia. Con este último cierre de interiores paso de trabajar 3 días a la semana a 1. Con el ERTE, la disminución de mis salario y todo el desorden que genera en mi economía (en mi caso soy madre soltera y si ya en condiciones normales me supone un desafío llegar a final de mes, a día de hoy no sé ya ni cómo calificarlo). Cada día a los camareros en general, además de nuestro trabajo, también nos toca hacer de policías con la clientela para que cumplan las normas de seguridad, en muchos casos el cliente pasa de nosotros olímpicamente y hay casos (como me ha ocurrido recientemente) en los que se quejan del trato recibido a los dueños de los negocios, omitiendo lógicamente la parte en la que has tenido que llamarle la atención cada dos minutos ya que pretendía pasarse la normativa por el forro y saltarse toda la normativa de la A a la Z. Pues bien, resulta que en mi bloque vecino están de fiesta un grupo considerable de personas (puedo verlos desde mi ventana, además de escucharlos). Hay música, se escuchan las conversaciones, risas, gritos, etcétera. He llamado a la Policía Municipal dándoles el número de portal y piso, eran las 0.30 horas aproximadamente y me han dicho que enviaban una patrulla. Como no podía dormir por los ruidos, hace como una hora, serían alrededor de las 2.30 horas, he vuelto a llamar, ya que era evidente que la juerga continuaba y la Policía me ha dicho que ya habían ido y llamado al piso y como no abrían pues que se habían ido. Me han dicho que volverían a pasar pero que poco más podían hacer. Pues eso, que todo estupendo.