La verdad es que llevo tiempo pensando en escribir porque hace mucho que la situación de las residencias de mayores es alarmante, pero yo también soy enfermera y entiendo la incertidumbre, el miedo y sé lo mal que lo hemos pasado todas. Por eso me había contenido hasta ahora, pero la paciencia tiene un límite. Hay muchas cosas que hace tiempo dejé de entender.Ver en este periódico cómo la representante de la asociación de residencias (LARES) decía que ahora los residentes tienen los mismos derechos que el resto fue la gota que colmó el vaso. Perdone señora, pero no, yo a mi padre solo le puedo ver media hora a través de una mampara y otra hora a la semana alrededor de la residencia si el clima lo permite. A la hora y día que la residencia nos asignó. Eso no son los mismos derechos.Junto a este titular aparecía también una gráfica de lo bien que está la situación en las residencias, de cómo desde la vacunación los casos son muy puntuales y en su mayoría asintomáticos. ¿Entonces por qué se permite que las visitas sigan restringidas? Porque no podemos ir cualquier día a ver a mi padre, respetando las medidas que el resto de la población debemos mantener, por supuesto. Eso sería tener los mismos derechos.El Instituto de Epidemiología también envía semanalmente la evolución de las cifras, que efectivamente corrobora estos datos, pero pese a esto, ellos y la unidad sociosanitaria han decidido mantener todas la medicas exactamente igual que en marzo. Pese a la inmunidad y los buenos resultados se siguen vulnerando sus derechos. No solo con las visitas, mi padre comía en mi casa todos los sábados, no había salido más allá de 500 metros alrededor de la residencia desde el 11 de marzo de 2020, hace más de un año, pero el 1 de mayo decidimos sacarlo a comer. Eso sí, cumpliendo un absurdo protocolo que le obliga a permanecer aislado en su cuarto hasta recibir el resultado de una PCR que le realizan al volver, más o menos 7 horas después de estar fuera de la residencia.En toda la bibliografía que he revisado el coronavirus tiene un tiempo de incubación de entre 2 y 14 días, si esa PCR fuera positiva, no es por salir. ¿Entonces para qué sirve un aislamiento de un día? Sin base científica parece más bien una estrategia persuasiva para que no salgan de la residencia. La situación de la pandemia a mejorado pero las condiciones de la residencia no, continúan sin bajar al jardín (por falta de personal, según me dijo la directora), la higiene de la ropa y de los residentes ha empeorado considerablemente, tanto es así, que desde el centro donde realiza rehabilitación mi padre, me llamaron la atención.A los que nos ha tocado conocer las residencias de cerca, sabemos que esto no es un problema de una residencia, ni de la pandemia, es un mal endémico de un sistema de negocio privado que mueve muchos millones. ¿A alguien le preocupa de verdad lo que pasa ahí adentro? ¿Han ido a ver a los residentes? ¿Nos han preguntado a las familias? Esa unidad sociosanitaria que tanto bombo recibió ¿ha valorado cómo ha empeorado el movimiento o el nivel cognitivo de los residentes? ¿Ha servido de algo? La verdad es que como profesional que atiende en su cupo una residencia y como familiar de usuario de otra, sinceramente creo que no hemos ganado nada.

*La autora es hija de un usuario de residencia