El "vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver" no lo dijo ni James Dean ni Humphrey Bogart, como se les ha atribuido en más de una ocasión. Lo decía John Derek en Knock on Any Door (1949), donde también actuaba Bogart. Más tarde sería adoptado como filosofía por el movimiento punk británico. Algunos lo interpretaron a su manera y en el futuro se convertirían en yuppies, mientras otros fueron coherentes con el mensaje. El concepto de tiempo ha variado mucho dependiendo de diversos factores, pero las personas en sí mismas no han cambiado tanto. Los neandertales no se diferencian mucho de los humanos actuales. De hecho, somos casi iguales. La revista Science publicó investigaciones que afirman que compartimos el 99,5% del genoma a pesar de que el último neandertal se extinguió hace unos 40.000 años. Una diferencia importante es que para ellos no existían los días de la semana ni las vacaciones. Por supuesto, nada de tardeo. ¿Qué demonios podría significar vivir deprisa para ellos? El tiempo era visto por Aristóteles como destructor de lo existente: "el tiempo tomado en sí mismo es más bien causa de destrucción que de generación" (Aristóteles, 335 a.C.). Con el desarrollo de las sociedades capitalistas esto se ha transformado en lo opuesto. Se ha dado la vuelta a la visión aristotélica para situar al hombre como consumidor insaciable del tiempo. Para muestra, un botón. El otro día se me ocurrió preguntar a un amigo a qué se refería con eso de que había escuchado un audio mío por wasap de forma acelerada. Es una nueva función que permite escuchar los mensajes más rápido, me explicó. ¡Seguro que no has actualizado wasap!, concluyó acertadamente. El próximo día te enseño tu voz acelerada, contigo queda bien ya que hablas pausado, no como otros, terminó diciéndome. En medio de mi confusión, no supe si tomármelo como un cumplido. El caso es que no actualicé la app. Esta funcionalidad, por particular que sea, dice bastante de lo que estamos construyendo como sociedad. El estado de ansiedad provocado por la pandemia no ha hecho más que potenciar los problemas vinculados a la prisa como estilo de vida. El cañón de cerveza es el nuevo zurito, la necesidad de llegar rápido al destino incrementa la inseguridad en carretera, y hasta en el monte tienes que ir con cuidado para que no te atropellen. Sensor de frecuencia cardiaca, reloj inteligente, medias de compresión, gel energético, y a sus sesenta palos como si tuviera veinte. Porque si hay que morir, que al menos el epitafio le destaque como veterano velocista navarro. Y con esquela en Instagram: murió con las medias puestas. Si los neandertales levantaran la cabeza, pensarían en la involución.