n mayo de 2019, el Ayuntamiento de Burlada realizó un examen para la creación de una lista de contratación para su SAD, Servicio de Atención Domiciliaria, dentro de los servicios sociales de dicho ayuntamiento. A dicha convocatoria se presentaron más de 100 personas, mayoritariamente mujeres de una cierta edad que habían hecho el esfuerzo de reciclarse laboralmente. Entre ellas, mi mujer.

Paralelamente a esta lista de contratación, el Ayuntamiento trabaja con la empresa Transforma, empresa de inserción laboral. Nos puede gustar más o menos que los servicios públicos sean prestados por empresas privadas, y nos puede gustar más o menos que para ser trabajador público haya que pasar exámenes y para trabajar en la empresa privada no, pero ahí estaban. Nos puede gustar más o menos que Transforma mande a sus trabajadoras a los domicilios de los usuarios sin el material necesario en tiempos de covid y sin la información necesaria para atender a los usuarios, pero ahí están. Nos puede gustar más o menos que una trabajadora de Transforma gane un 30% menos que una trabajadora pública pero podríamos pensar: “Ah bueno, si es por ahorrar dinero en un servicio que resulta caro....”. Pero, oh sorpresa, al contrario: en los ayuntamientos como Barañáin, en los que se pasó a la gestión privada, el servicio resulta más caro que cuando era público. Nos puede gustar más o menos que a las trabajadoras de Transforma no se les pague una hora si llegan a un domicilio y no realizan la atención porque, por ejemplo, un usuario está enfermo y avisa, pero vamos, es el libre mercado, quién somos nosotros para criticar.

El problema viene cuando en abril de 2021 la señora alcaldesa de Burlada decide unilateralmente, sin el consenso del consistorio, aprobar una subida presupuestaria con la que se firma un nuevo convenio con Transforma. A partir de ese momento, la lista de contratación deja de ser efectiva y todas las sustituciones las pasa a realizar la empresa. Algunas trabajadoras familiares que se ven afectadas por esta decisión se ponen en contacto con concejales y con la prensa y, vaya, no sienta bien que se sepan las cosas, por lo visto. Al mes siguiente, con la excusa de corregir una situación de alegalidad contractual de la responsable del SAD, situación que llevaba años así, se despide a las dos trabajadoras que acudieron a la prensa. De un día para otro. Transforma cubre las vacantes. Qué situación más bonita dejan para las 100 personas de la lista, cincuenta y pico años y a la calle. ¿Deben ahora acudir a Transforma a ver si las insertan laboralmente?

El colmo es ver cómo la misma semana de los despidos, sonriente y orgullosa, la mismísima alcaldesa que ha decidido suprimir las listas se hace la foto con la del Valle de Egüés en un acto en el que firman... ¡que van a compartir las listas de contratación! ¿Compartir? Será que se las va a regalar, porque ella está claro que no las quiere. Pero que no se sepa, eh, que no se sepa. ¿Qué servicio será el próximo en privatizarse? ¿Los bomberos? ¿Los maestros? ¿La policía? Total, con unos vigilantes jurados con el salario mínimo ya vale. Como a nadie le importa, tenemos lo que nos merecemos, el desmantelamiento de los servicios públicos y la precariedad laboral como norma.