La adolescente pseudo-grunge que fui se sigue emocionando con la canción Ironic de Alanis Morissette, de la que me acordé cuando vi a los operarios trabajar para arreglar la que ha sido mi calle durante los últimos 12 años. Hace 6 empecé un particular y quijotesco ataque contra las aceras de la calle San Francisco que incluyó envíos masivos de correos al Ayuntamiento, creación de un change.org, parar a Joseba Asiron por la calle para reclamárselo, y un braseo importante a este periódico, además de amigas, conocidas, familiares y compañeras de trabajo. Mis argumentos incluían entre otros el problema de ir con un carrito de bebé (aunque en estos años mis hijos ya han dejado atrás esa etapa) o de salir de casa en silla de ruedas.Pues bien, las obras terminarán esta semana o la siguiente. Y yo este sábado me mudo a vivir a Dinamarca. Como dice la canción, “Isn’t it ironic?”.