En un interesante artículo de Fred Rikett, un aventajado alumno de G. Soros, explica su visión de la crisis como un concepto dinámico de cambio de tendencia; no el tradicional de fracaso, sino como un nuevo paradigma que constituye el principio de nuevas oportunidades en todos los órdenes y no sólo en el económico. Según Rikett, estamos imbuidos de que crisis significan vacas flacas. Sin embargo, es el momento en el que los estrategas y líderes políticos responsables y honestos asumen que hay que cambiar lo que ya no es útil. Considera a Soros un estratega-inversor, no empresario, que según él no es lo mismo, lo que se conoce por un "tiburón". Este título no lo considera peyorativo, pues realmente el inversor es un estratega que debe analizar con precisión si la recuperación de la empresa en crisis es viable y con qué grado de certeza, algo así como activar la fe del creyente, de lo contrario la tentativa decae. Si se inicia la gestión de rehabilitación es porque se tiene la certeza razonable de que se recuperará y con plusvalía; que el fracaso no se contempla. Se informará a los trabajadores de que la empresa cambia a una estrategia permanente de crisis, que nada es ya estable ni seguro, pero que esa situación de crisis es lo que va a asegurar la estabilidad, la rentabilidad y la prosperidad de todo el entorno de la empresa: trabajadores, ciudadanía e instituciones, pues el cambio es esencial en cualquier proyecto que se va a implantar y que su continuidad será cierta por los cambios permanentes. Para ello se asume que la estrategia requiere vivir en crisis, así se adaptan a las circunstancias cambiantes, de lo contrario sufren la agonía que inexorablemente terminará en el cierre y ruina de la empresa, pérdida de todos los puestos de trabajo y el inicio de los conflictos sociales derivados.