Leí en DIARIO DE NOTICIAS que la Cátedra de Lengua y Cultura Vasca de la Universidad de Navarra organizaba una jornada cultural sobre este valle despoblado de Navarra. Yo justamente terminaba de leer el libro sobre esta zona de J. Rekalde, muy buen trabajo. Acudimos con gran interés, como otros que vinieron en autobús desde Iruña, descendientes y amigos de la Bizkaia. El centro cultural de Ayesa se llenó. Hubo tres ponentes. El primero habló sobre territorios despoblados en la península y en Navarra. No hubo ninguna referencia a la Bizkaia. La siguiente ponente habló sobre los apellidos de la zona. Estuvo bien, resaltando el origen bajo navarro de muchos de ellos. Fue una lástima que afirmara tajantemente que el retroceso del euskera no fue por persecución, sino porque los propios hablantes dejaron de usarlo por ser símbolo de incultura. Sin comentarios. La última ponente habló sobre las nuevas iniciativas de desarrollo de la comarca, sin ninguna referencia a la Bizkaia. A la salida comenté con algunos y estaban tan frustrados como yo. Teníamos ganas de participar, pero no hubo turno de preguntas. Luego hubo comida y visita a Guetadar. Nosotros nos fuimos a Gardalain, a conocer un pueblo vivo que están reconstruyendo desde hace diez años, donde vive una gente encantadora y les niegan el pan y la sal. Ahora han ganado un juicio para poder empadronarse porque no les dejan. Las obras forestales les destrozaron la traída de aguas que habían construido... Están poniendo palos en la rueda a los auténticos y únicos habitantes de la Bizkaia. Lagrimean con la despoblación y atacan a los repobladores. Lo que dijeron en la charla sobre el patrimonio cultural se debería aplicar, con más razón, al patrimonio humano. Atender, conocer, apoyar, cuidar disfrutar y comunicar.