Hace décadas que en la zona vascófona de Navarra existen dos idiomas oficiales, pero algunas notarías parecen no haberse enterado aún. Los edictos que envían para su publicación en los tablones de los ayuntamientos están tan solo en castellano. Ciertamente el tipo de labor que desarrollan es compleja, pero han pasado ya muchos años desde que en toda España las administraciones locales y autonómicas abordaron con éxito este reto. Se trata, básicamente, de confeccionar una plantilla bilingüe, que deje espacio para los datos que cambian en cada caso: municipio, promotor del procedimiento, polígono y parcela del catastro, etc. Después tendrían que tener en la notaria un listado traducido de los actos de que se trata como, por ejemplo: “Constatación de exceso de cabida y rectificación de linderos”. La parte que presenta dificultades es la descripción de la finca. Aunque eso se puede dejar tan solo en castellano, teniendo en cuenta además que el texto puede proceder del Registrro de la Propiedad. No es la solución ideal, pero sería mucho mejor que lo actual. Los que leyeran el edicto en euskera sabrían quién es la persona que insta la operación, el tipo de la misma y la finca en la que se realiza. Con todo ello pueden saber si les concierne o no. Precisamente de entidades de este tipo es de esperar que cumplan, de forma escrupulosa, la normativa vigente. ¿Ha hecho algo al respecto el Ilustre Colegio Oficial Notarial de Navarra?