ohamed lleva dos meses viviendo en Iruñea-Pamplona. Duerme en la calle porque no tiene dónde dormir. Al no tener vivienda no está empadronado -porque no es fácil que la administración te empadrone si no tienes vivienda-, así que no tiene tarjeta sanitaria, porque para tramitarla se exige estar empadronado. Mohamed aspira a que su situación mejore y pone todo de su parte; dos días a la semana acude a clases de castellano. Aunque Mohamed tiene mucha ilusión, lo tiene realmente difícil. Al no tener su documentación en regla es invisible para el sistema; no existe para la Administración. Docenas de personas que dormían en la calle han pasado en el último año por el Punto de Información para personas Migradas/ Migratuendako Informazio Gunea (PIM-MIG). En el PIM-MIG unas cuantas voluntarias informamos durante una hora a la semana de los recursos que hay, o más bien de los que no hay, dando también clases de castellano a algunas de estas personas a las que la administración no atiende. Desde el PIM-MIG llevamos casi tres años reclamando un punto de información público y una acogida real a las personas migradas que llegan a Navarra. No hablamos de grandes inversiones o costosas infraestructuras sino de hospitalidad; un concepto en desuso. Algo tan básico y sencillo como una oficina de acogida y acompañamiento en la que unas pocas personas atiendan, informen sobre los recursos existentes, coordinen para proporcionar acceso a los servicios sociales básicos (techo, sanidad, escolarización) a quienes llegan víctimas de migraciones forzosas, provocadas por conflictos o razones económicas o climáticas, motivos de los que en un 99% somos responsables los países desarrollados, que ponemos muros a las personas argelinas y abrimos las puertas al gas procedente de Argelia.

Desde el inicio de la legislatura, Políticas Migratorias nos ha trasmitido tanto su intención de promover un punto de información como la dificultad para implementarlo, porque en la Administración los tiempos son muy lentos. Apenas dos semanas después de empezar la guerra, se ha habilitado un centro de atención para la emergencia en Ucrania y el compromiso de conceder vivienda, permiso de trabajo y tarjeta sanitaria a las personas llegadas de allí.

Negro sobre blanco es como se ve la hipócrita política migratoria de Europa en general, y la del Gobierno de Navarra en particular. O mejor habría que decir blanco sobre negro, porque las políticas migratorias indican que no es lo mismo ser una persona blanca que negra o magrebí. Celebramos la rápida respuesta de nuestra administración ante las personas que llegan huyendo de la guerra desde Ucrania, pero nos entristece profundamente el racismo institucional que diferencia la acogida según el color de la piel o el lugar de procedencia en lugar de guiarse por criterios de solidaridad y humanidad. El drama de la guerra, del hambre y de la explotación es el mismo en Ucrania que en Siria, Afganistán, Mali, Marruecos, Argelia, Palestina, Sáhara, Haití, Yemen o Etiopía. En 2021 murieron más de 4.400 migrantes tratando de llegar al Estado español, y ante tan escalofriante cifra la única respuesta ha sido militarizar el Mediterráneo y construir vallas más altas.

Es necesario que nuestras instituciones promuevan mecanismos de inclusión ayudando a quienes llegan a superar la carrera de obstáculos de todo tipo a la que son sometidas hasta poder participar como ciudadanas y contribuir al enriquecimiento de nuestra envejecida sociedad. Por ello, solicitamos, reclamamos, exigimos al Gobierno de Navarra que el tratamiento y atención a las personas que lleguen sea el mismo para todas, no discriminando en atención a su origen. Negro = a blanco.

Punto de Información para personas Migradas / Migratuendako Informazio Gunea (PIM-MIG)