Leo con satisfacción que todos los sindicatos de Navarra, independientemente de sus legítimas diferencias ideológicas e identitarias se han unido en defensa de la enseñanza concertada, antes llamada privada, exigiendo que sean satisfechos y respetados los derechos del colectivo de trabajadores y trabajadoras de esta importante opción educativa, bien sea religiosa, laica e incluso segregadora por sexos. Se sienten abandonados por el Departamento de Educación y exigen revertir su situación a la de antes de la crisis, así como un acuerdo con mejoras para el citado colectivo. Como compañero suyo, maestro, me solidarizo con sus peticiones y espero sean atendidas debidamente antes del fin de este curso tal como reclaman.Dicho esto quería transmitir mi sensación de envidia sana. Envidia sana por pertenecer a un colectivo también profesional de la enseñanza que para nada se siente apoyado y valorado, no ya por el Departamento, ni siquiera por la mayoría de partidos políticos del Parlamento de Navarra, sino, lo que es más grave, por la práctica totalidad de los sindicatos de clase de esta comunidad navarra. Hablo del colectivo de trabajadores y trabajadoras de Religión, profesionales de la enseñanza pública para más inri, modelo de enseñanza gratuita y pública que muchas familias navarras han elegido para sus hijos e hijas optando además por la opción de la asignatura de Religión. A partir del próximo curso, en aras de cambios de leyes educativas que a veces cuestan entender, vamos a vernos seria y gravemente perjudicados con reducciones de jornada que van a posibilitar que muchos de nosotros sobremos, es decir, que tras muchos años nos veamos en la calle sin trabajo.Alguno de estos sindicatos, y también partidos políticos, en otras comunidades del Estado han apoyado una salida digna en defensa de nuestras condiciones laborales, pero en Navarra no lo ven... muy curioso ello. Somos conscientes de que constituimos un grupo pequeño, no tenemos el mismo peso político y social que el resto de colectivos educativos, y a algunos hoy en día no les parece muy correcto políticamente defendernos.Sólo pedimos continuar haciendo nuestro trabajo sin que se vean afectadas ni esas condiciones laborales ni nuestra jornada laboral, así de sencillo. Aunque muchos no lo crean somos maestros igual que los demás, igualmente formados y preparados, maestros y maestras que hace ya muchos años libremente apostamos por la enseñanza pública.

Maestro de Religión en Educación Primaria