Ha sido publicado en los diarios del grupo Noticias un artículo de Diana Negre con una sugerente foto que, a nuestro modesto entender, no tiene ni pies ni cabeza. Quizá no quería aclarar nada, sino confundir más, lo cual es de agradecer, ya que toda tesis (propuesta) necesita su antítesis (crítica, confusión) para que surja la síntesis (resultado en sentido de avance).

Cuando los roles son demasiado estancos, definidos, "claros" según Diana, resulta una sociedad con demasiada violencia social, estructural. Da la impresión de que Diana defiende el claroscuro de "esto es así porque siempre lo ha sido así y no puede ser de otra manera", pensamiento, por cierto, muy conservador. Ello supone empobrecer a la sociedad privándola de humanidad. ¿Acaso solo hay una manera de ser madre o padre? ¿Sólo existe una forma de ser varón o mujer? ¿Acaso no podemos fijarnos en la diversidad de formas, vidas, situaciones de la naturaleza?

Además del negro/blanco de quienes necesitan todo muy definido para no tener que pensar, imaginar, crear, existe toda una multitud de colores para la riqueza de la diversidad. Diversidad, sí, contrapunto antitético de la uniformidad y del pensamiento único. Cuando se admite la diversidad con agrado y como riqueza cultural, social, humana, la violencia tiene menos cabida, menos posibilidad de manifestarse.

La ignorancia es muy atrevida, a veces, muy agresiva y violenta. Y cada quien es esclavo de sus palabras. Ninguna "cara pintarrajeada" demuestra nada respecto de la transexualidad. ¿O es que todas las personas que acuden con "cara pintarrajeada" a los estadios de fútbol a animar a su país son transexuales? Mucho menos demuestra un acontecimiento tan involuntario y natural como el ser trans: en la sexta semana de embarazo de la madre sí sabemos qué es ser madre/padre, comienza el desarrollo genético de las células del cuerpo de la nueva persona. Los cromosomas viajan de célula en célula en cadenas cromosómicas. En toda persona se dan rupturas en esas cadenas cromosómicas cuyos vagones se unen a otros trenes. Es así como puede darse, se da de hecho, que las gónadas se desarrollen en un sentido (femenino, masculino, inter o ) y el sexo cerebral, que luego es la identidad de género, en otro sentido diferente o múltiple. Un proceso natural, involuntario e inevitable.

Tampoco entendemos muy bien la preocupación gringa de Diana, ningún país es la panacea, ni el más claro ejemplo a seguir, existiendo la mágica diversidad cultural que tanto nos enseña.

Y seguimos haciendo gala de una ignorancia supina: Nadie se "pasa de hombre a mujer" o viceversa, no es así, y decirlo es querer confundir. Tus palabras demuestran una actitud "de ricos", de opulencia y desprecio de la sencillez y naturalidad; demuestran una preocupación excesiva por tener, parecer, poseer, mandar. Nosotres, desde nuestra natural sencillez, tan solo nos empeñamos en Ser. Sí, soy de la T, de la L y de todas las demás por empatía. Y no es que hoy me he levantado un poco maricón, no es que hoy me apetece estar lésbica, soy una mujer que nació con pene, soy un varón que nació con vulva, así de sencillo, así de diverses. Y a ti, ¿en qué te molestan nuestros derechos? Si fueras humana los aplaudirías. Nadie tiene derecho a criticar o entorpecer los derechos humanos conquistados por colectivos. Es mucho más digno luchar por conseguir la utopía y el respeto al ser de cada persona.

Una magistrada, de donde sea, no tiene por qué saber contestar a todo, dueña de sus silencios, parece más dispuesta a la permeabilidad de la sociedad y de la ciencia que a la rigidez de lo dominante.

La confusión es más propia de las personas adultas interesadas, ideologizadas, mediatizadas que de la sencillez ausente de malicia de la infancia. De hecho, no solo propones una confusión, lo haces de manera confusa. Te proponemos como solución la escucha activa y la sororidad, la escucha a la sabia diversidad.

Presidente y secretaria de Ilota Ledo