Mucho protocolo y poco fundamento 6 de julio, un año más, tambor preparado, pañuelo anudado y baquetas en las manos, eso sí, esta vez toca esperar nuestro turno en la Plaza de los Burgos y no en el zaguán del Ayuntamiento, donde antes aguardábamos el comienzo de la fiesta desde que tengo memoria. Recibimos el nuevo de protocolo de salida para los músicos con cierta duda ¿Iba a ser posible armar un cordón policial que nos permitiese entrar a la a todos? Lo vivido ha dejado mucho que desear, si bien el primer grupo de gaiteros de txapela roja pudieron entrar aparentemente bien hasta la plaza, nosotros, de txapela negra, nos quedamos abandonados en el porche de la plaza de los Burgos. Después de más de 4 intentos de abrir camino hasta el zaguán por nuestros propios medios, en la que solo recibimos empujones, golpes y oleadas de gente en sentido contrario, conseguimos contactar a grito pelado con una de las personas que se asomaba a uno de los balcones laterales para que llamase a algún policía municipal y mandase a alguien para hacernos hueco. Cuando por fin entramos al zaguán, el cordón policial de la plaza ya se estaba retirando y, después de alguna que otra mala palabra por parte de algún responsable policial, accedieron a hacernos hueco en la plaza. Un agradecimiento a la gente que nos ayudó a hacernos espacio para nosotros, nuestros instrumentos y a la chavalería que venían por primera vez a tocar en el txupinazo. Una tirada de orejas a los responsables de Cultura, protocolo o seguridad pertinentes por solo importarles la foto que saldrá en las portadas de los periódicos y no preocuparse por los mas de 100 músicos que, a pesar de algunos, también alegramos las calles de nuestra ciudad.