Sabéis que últimamente ando esquivo de las redes sociales. No me gusta el postureo virtual, soy más de acción directa. Además, me he sorprendido recientemente a mí mismo: tuve un día completo: ganó Osasuna, ha sido la primera vez que han ido mis mellizos al Sadar, ha sido el cumple de mi mejor amigo y lo he pasado “bandera”. Mi familia disfrutó de lo lindo, mi mujer como siempre mejorándome cada minuto, mis hermanas, mis sobrinos, mis amigos… Vamos, que me metía yo a la piltra como George Dance con un disco de platino. Antes de cerrar los ojos y agradecer semejante orgasmo de sábado digno de la creación del “todopoderoso” me han venido tus miserias a la cabeza.

Muchos domingos me despertaba e iba a comprar el diario para leer tu columna que me parecía culturalmente interesante. Mañana no será así, y nunca más, porque te has metido gratuitamente con mi tierra, con mi gente y con mis tradiciones sin ni siquiera haber gastado diez segundos en el Google para entendernos. La vida está llena de detalles, chispas, que con la gasolina suficiente del odio de cuatro eruditos del esnobismo de basurero barato hacen sacar lo peor del ser humano. A Bosnia sí has ido sí, bien que lo sabemos, seguro que has visto las catacumbas de la humanidad, pero en cambio antes de hacer arder las redes para tener tus horas de protagonismo, no has sido capaz de visitar a un pueblo para sentenciar con tu podrido teclado que todos los de Falces son gentuza.

¿Un sibarita de la columna dominical tratando de gentuza al que te ha dado de comer con sus impuestos? Señor Reverte, señor “columneta”, señor mierda de la Academia de las Letras, te lo digo con todo el vocabulario que puedo.

Antes de juzgar prepotentemente, hay que visitar, entender, empatizar para intentar comprender a uno u otro ser humano que hace cosas diferentes a los de los pijoflautas de club rancio de cuero podrido de las ciudades. (Eso me lo enseñó un buen periodista de mi pueblo, al que usted no le llega ni al flojo de la chaquetilla). Pero vamos, de lo que estoy seguro es que no te ha calado ni un gramo de humildad en los miles de países que has visitado para reconocer que te has equivocado. Has ido a plazas de toros, imagino que de palco en palco como el que más, pero la gente de pueblo que no tenemos acceso a semejantes orgías de soberbia intelectual nos gusta ver cada año a los ganaderos de la tierra soltando sus reses por el monte, con la libertad de escapar, donde el único sacrificio que pasan una vez al año es bajar ese Pilón que les dignifica.

Anda que no has mostrado miserias mayores entre humanos para subrayar con mayúsculas semejante atrocidad e ignominia. Deja esas palabras de nuestro diccionario para otros menesteres y haberlo pensado antes de meterte con tu prepotencia misógina con una “gentuza” noble donde las haya. Se nota que los años te dan de ala triste y te han vuelto un gigoló italiano digno de las tertulias aburridas chusqueras de gente que embadurna de aceite de palma su frustración.

Seguro que tendrás cuatro tildes o comas para regocijarte de mi corta mente pero tu rastrera vanidad no se va a solucionar con dos onomatopeyas de medio pelo. Gora Falces!