Me remonto a hace 9 años.... Tuve que dejar a mi hija de pocos meses en la escuela infantil. Mi baja de 16 semanas se había terminado. Vuelvo a mi puesto como educadora, a 16 semanas de dar a luz, dejando a mi hija en un aula con otros 7 bebés a cargo de una educadora y lloro. Lloro de impotencia. Lloro porque yo me voy a atender a 8 bebés de otras familias. Necesito trabajar para pagar las facturas. Mi sueldo no llega a mil euros. Y cuido de 8 bebés durante 7 horas y media. Y mi hija está a cargo de otra educadora como yo. Y sé que no llega. Sé por experiencia propia que dos manos no pueden dar de comer, asear y atender emocionalmente a 8 bebés. Sé que mi hija va a sentir abandono. Que va a llorar de hambre porque hay otros 7 que quieren comer. Que va a volver con el culo irritado porque cuando haga cacas no le va a poder cambiar inmediatamente, porque estará cambiando a otro bebé, o dando de comer, o acostándolo, o atendiendo un golpe, un conflicto, una necesidad. Y ella solo tiene dos brazos. Y yo solo tengo dos brazos. Y lloro por mi hija. Y lloro por mí, que no llego a atender a los 8 referentes ni a fin de mes.

Hoy, 9 años después, lloro al salir de una reunión en la que el departamento de Educación traslada que ya nos ha puesto 55 apoyos. Para 103 escuelas. Y que para el curso 23-24 valoran subir a 100 los apoyos. Apoyos que no son jornadas completas. Apoyos que no dan ni a 3 minutos por niño. 

Y lo que no entiendo es que les parece la releche. Lloro con gran impotencia después de dos meses de huelga y sin poder recuperarme económicamente de las consecuencias de ésta de que me digan que nos han equiparado al nivel C, cuando mi nómina este mes por atender a 16 niños y niñas de 2 años va a ser 1.188,75 euros con una retención del 8%. Pido a la sociedad que nos ayude en esta lucha. Que salga a la calle de amarillo. Que se una a nosotras los jueves a la tarde en el Parlamento. Que si saben qué es cuidar de un bebé se imaginen qué es cuidar sola de 8, 12 ó 16. Es cuestión de voluntad política poner el foco en cuidar a la infancia.

Narila Mondragón Ciarra, educadora infantil y miembro de la plataforma 0-3