Pamplona tiene más de 200.000 habitantes divididos en 14 barrios. De ellos la Rochapea es el más numeroso, con 26.000 personas censadas. También es el barrio más grande en extensión de la capital. Con estas cifras los servicios para la ciudadanía no deberían escasear, mucho menos los educativos. Pues bien, a pesar de haber 4 colegios de infantil y primaria (CP Patxi Larrainzar de modelo D, CP Rochapea con modelo PAI, CPEIP Cardenal Ilundain de G, y el centro concertado La Compasión-Escolapios con los modelos A, G y PAI), en el barrio no existe ningún instituto que acoja a todo ese (futuro) alumnado.

El Plan Parcial de la Rochapea, aprobado de forma definitiva el 14 de diciembre de 1989 en el Ayuntamiento de Pamplona y con UPN en la alcaldía, supuso un auténtico cambio para este barrio situado al norte de la ciudad. El plan, que venía de la mano de la especulación del ladrillo, trajo consigo la construcción de más de cinco mil viviendas y una profunda transformación: las huertas desaparecieron y las industrias se trasladaron a los polígonos industriales. En ese plan parcial sí se tuvo en cuenta la especulación inmobiliaria, pero no los servicios necesarios para el barrio. El centro de salud, por ejemplo, se quedó pequeño casi recién estrenado y no contemplaron la creación de ningún instituto para el barrio.

Ahora se hace público que en el edificio Matesa-IWER realizarán treinta lofts, una residencia de ancianos promovido por Healthcare Activos, un gimnasio, un restaurante panorámico, una zona comercial que incluye supermercado y una docena de locales. También se prevé un espacio verde de unos 5.000 metros cuadrados junto a la avenida Marcelo Celayeta y más viviendas. Todo muy privado e innecesario para las y los vecinos del barrio.

No debemos olvidar que el Gobierno de Navarra confirmó que construiría un Centro de Formación Profesional de carácter industrial en Pamplona o su comarca para el año 2026. Sería un centro de FP basado en la innovación, digitalización y formación en materia industrial que comprendería ciclos de las siguientes familias profesionales: informática, comunicaciones, electricidad, instalación y mantenimiento, y fabricación y mecánica; todo muy vinculado a la industria 4.0.

En LAB no tenemos claro si el proyecto del nuevo centro formativo es una propuesta seria o mera propaganda electoralista, pero vemos que el actual edificio Matesa-IWER sería un emplazamiento inmejorable para tal proyecto. En esta ubicación, además, se podría haber añadido el proyecto de rehabilitación (Open Lab), compartido con el Centro Nacional de Energías Renovables (CENER) y financiado con fondos de la Comisión Europea. Supondría, a su vez, la creación de una comunidad energética que suministrase electricidad a los edificios de Matesa y a las viviendas del grupo San Pedro.

Desde LAB lamentamos y denunciamos que el Ayuntamiento de Pamplona prefiera especular con iniciativas privadas en un edificio tan emblemático de la ciudad en vez de aportar a los vecinos de los servicios que requieren. Definitivamente, la Rochapea continuará sin un instituto donde los más jóvenes del barrio puedan seguir con sus estudios, obligándolos a peregrinar a otros barrios de Pamplona para poder estudiar la secundaria.  

Los autores son vecinos/as de la Rochapea y representantes sindicales de LAB Irakaskuntza